Se llama “Colección Primavera-Verano” y se anticipó en Buenos Aires Fashion (BAF). Pero para volver a ver las creaciones de Ernesto Bertani no hay que ir a una tienda, sino a la galería Zurbarán. Trabaja sobre géneros de tapicería, luego de haber explorado las superficies del jersey, encaje, tul, seda y lamé en series anteriores.
– ¿Qué cosas se mantienen constantes a lo largo de sus muestras?
– Yo siempre trabajo con temas relacionados con la vestimenta, que para mí siempre es fundamental en la definición de los personajes.
– ¿Qué tiene ésta de particular?
– Generalmente parto de una idea y busco telas para concretarla, pero esta vez fue al revés. Encontré estos géneros floreados y me gustaron tanto que los compré sin saber bien para qué. Fueron el disparador de la serie, junto con la idea de la mujer en verano, que explota de sensualidad con vestiditos ligeros y cortos. Por eso cambié mi paleta que suele ser más agrisada por ésta, llena de colores.
– ¿Por qué hace sólo torsos, sin cabeza ni extremidades?
– Me gusta conservar la idea del anonimato. Pinto hombres y mujeres de Buenos Aires y hago una crítica o ironizo sobre la masificación alienante de la ciudad. Sin cabeza los personajes se uniforman y el espectador se siente identificado más fácilmente.
– ¿Qué busca con sus pinturas?
– Me mueve el humor y el interés de mostrar costumbres y características porteñas. Por ejemplo, lo que pasaba en la última fila del cine, una pareja en la plaza, un hombre que está entre dos mujeres y se le derriten los botones en Se mira y no se toca … Juego con los usos y costumbres.
– Su fin, ¿es antropológico o estético?
– Lo mío es más sociológico y antropológico que pictórico. Ignacio Gutiérrez Zaldivar dice que soy como un Molina Campos de la ciudad. Me gusta testimoniar mi época, en un tono tierno y burlesco a la vez.
Hasta el 16 de octubre, en Cerrito 1522.
LNR
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