Después del festival del 2×4, la Orquesta Escuela vuelve a clase
«Funciona como una de las principales vidrieras de nuevos talentos», comenta Ignacio Varchausky, contrabajista de la orquesta El Arranque y creador de la escuela, que desde 2000 se constituyó en programa financiado por la Dirección de Música de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Como los de antes
Por la sala que les presta la fundación La Casa del Tango ya pasaron 50 alumnos y cuatro formaciones. Tocaron en festivales internacionales y grabaron dos CD, De contrapunto y Bien compadre, que, según aclaran, fue grabado como se hacía en los años sesenta, sólo con seis micrófonos y con el único técnico de aquella época que sigue en actividad, José Soler.
El programa dura dos años y hay dos formaciones en aprendizaje. Ensayan dos veces por semana con Balcarce, maestros invitados y dos músicos estables, Ramiro Gallo y Federico Pereiro. Durante el primer año los alumnos escuchan, analizan, estudian y tocan los tangos más representativos de los años treinta a sesenta, con partituras y arreglos originales de las principales orquestas, pasando por todos los estilos, de Juan D’Arienzo a Astor Piazzolla.
En el segundo año, un director invitado por mes enseña sus propios giros. Por ahí pasaron Julián Plaza, Leopoldo Federico, Néstor Marconi, José Libertella, Atilio Stampone y Raúl Garello, entre otros. «Además de que los jóvenes aprenden, la orquesta es un lugar para celebrar a los grandes maestros y darles una orquesta para que toquen. La mayoría tiene un repertorio, pero no músicos, desde que desaparecieron las orquestas típicas», señala Varchausky.
Además, se busca conservar el patrimonio cultural, recopilando y digitalizando el material que aportan los invitados, partituras para todos los instrumentos con arreglos originales, imposibles de conseguir actualmente (por lo general, sólo se pueden comprar las de piano). El proyecto a largo plazo de Varchausky es hacer manuales de estilo de las orquestas históricas y difundir sus obras.
«Lo que distingue a esta escuela es la transmisión oral. Se enseñan cosas que no se pueden escribir, pero sí mostrar con gestos e instrumentos», explica Balcarce. «Se aprende en el atril», resume Varchausky.
Los alumnos no pagan las clases ni cobran por las presentaciones que realizan cada quince días a partir del tercer mes de estudio. Además, mensualmente se pueden escuchar conciertos en la radio, a la vieja usanza (en el ciclo Tango en vivo, de la 2×4, FM 92.7). Inscripción e informes acerca de las próximas audiciones, por los teléfonos 4372-2706/2351.
María Paula Zacharías
Conservatorio Argentino Galván
- Otro ámbito de enseñanza de yeites tangueros es el Conservatorio de Estilos Argentino Galván. Ahí se dictan las carreras de tres años de músico arreglador, instrumentista y cantante, todos especializados en el 2×4. «Desde 1989, cuando tuve la idea de fundar la Academia Nacional, creí en la indispensable enseñanza de ese tesoro que son los estilos de tango», dice Horacio Ferrer, que el año último concretó el proyecto, con quince alumnos. Los estudiantes tienen clases individuales con Osvaldo Montes, Oscar D’Elía, Antonio Pagano, Fabián Russo, Juan Trepiana, Julián Peralta, Raúl Garello y Alejandro Martino, entre otros. El costo varía entre 30 y 50 pesos por mes, y se cursa en la sede de la Academia Nacional del Tango (Av. de Mayo 833). Informes: 4345-6967 /68.
Categorías:Cultura y sociedad
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