«Planchador se nace», dice Alejandro Filardi, presidente de la Cámara Argentina de Lavanderos y Tintoreros y, para muchos, un artista de la plancha. Por eso, en la exposición que organiza la entidad en el Día del Tintorero, que se celebra hoy, además de mostrarse lo último en máquinas e insumos, se verá en video su planchado magistral. Para él, ésa es la mayor virtud de un tintorero. «Cualquiera saca una mancha de grasa con solvente», dice.
Filardi atesora mil anécdotas de los años en que trabajó para las casas Marilú y Perramus, para Aníbal Troilo, Luis Sandrini y varios presidentes. «Yo nací con una plancha debajo del brazo», se ríe. A los once años era diestro en plancha de piedra a carbón. Más tarde, con su hermano Osvaldo construyeron un edificio especial para tintorería en Haedo. Ahí mismo (Rawson 433) hoy funciona la Escuela para Tintoreros y Lavanderos, donde desde hace décadas dicta cátedra en clasificación de ropa, tela, hilo y manchas, entre otros temas. «El éxito de un negocio no está en entregar bien la ropa, sino en saber recibirla», enseña.
Confiesa que lo más importante es haber planchado a mano para sí mismo. «En mi juventud, todas las noches me empilchaba para ir a la milonga. Hay que sentir la ropa. Un traje no es un jeans ni un mameluco», observa.
Filardi da clases de tango en la confitería La Ideal y en su propio negocio, con Susana Madeo. Tres veces por semana corre muebles y arma una pista de baile. Integra las dos destrezas a tal punto que está preparando una demostración de planchado en tango. Un espectáculo en el que, entre cortes y quebradas, mostrará cómo dejar impecable un traje. Avances, hoy, en la sede de la Cámara, Bartolomé Mitre 3975, con invitación gratuita para colegas y curiosos.
María Paula Zacharías
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/529423
Publicado por La Nación, Ultima Página, 22 de setiembre de 2003.
Categorías:Cultura y sociedad
Deja una respuesta