No son librerías. No son galerías. Tampoco son sólo lugares para comer. Esta selección de espacios que combinan arte y gastronomía son todo eso, junto y potenciado.  Hay una nueva tendencia en la que los placeres del paladar se disfrutan mejor frente a un cuadro, escuchando música o leyendo un libro. Las artes se entrecruzan y entonces los murales invaden la carta, los platos se inspiran en pinturas o las pinturas se reflejan en la vajilla. Con variantes –temáticos, clásicos, a puertas cerradas–, comparten este espíritu interdisciplinario que es un signo de época.

Il Ballo del Mattone, pura italianidad, se ofrece como escenario de performances y cenas con pintura en vivo. El chef y fotógrafo dueño de La Cocina Discreta organiza en su casa cenas íntimas y muestras de arte en las que la comida es protagonista. Quimera del Arte y Dain Usina Cultural tienen pretensiones de centro cultural pero con mesas muy bien servidas. Jolie modifica su menú y manda a hacer vajilla con el motivo de la obra a la que le dedica el mes. Leopoldo ofrece su carta y sus paredes para que las intervengan artistas pop. Te Mataré Ramírez ensalza el arte erótico en todas sus vertientes. Boulevard Sáenz Peña, aunque ya se desdobló en galería de arte en otro local, no puede con su genio y vende obras en pequeño formato, antigüedades y decoración. El artista Carlos Regazzoni puso un bodegón donde él mismo cocina, y todo puede ser considerado una obra… hasta las gallinas que picotean las migas de pan. Clásica&Moderna lleva 75 años mezclando disciplinas. Un ida y vuelta que resulta en lugares donde sobran los motivos para quedarse.

Esta nota salió publicada en la edición de septiembre 2013 de la revista Clase Ejecutiva, de El Cronista. 27/09/2013 – El Cronista – Pág. 30-32, 34/Clase Ejecutiva 27/09/2013 – Centimetraje: 1.143 cm²

Categorías:Muestras, ferias y bienales

Etiquetas:arte, Boulevard Saenz Peña, Carlos Reggazzoni, Clasica&moderna, Cocina Discreta, Dain Usina Cultural, gastronomía, leopoldo, Quimera del Arte, te mataré Ramírez