CÓRDOBA.- Mercado de Arte de Córdoba es una burbuja: una feria de arte federal, donde un contingente de visitantes se pasea alegre y compra obras de arte (en pesos), no se habla de política y se comparte un entusiasmo común: hacer para el arte argentino una escena descentralizada. Mientras, colman los pasillos chicos con globos, gente con perros, trabajadores que salen de sus trabajos y gente sin techo, porque la feria sucede en el corazón de la ciudad, en el Cabildo y la Plaza San Martín, y es abierta al público. Tanto, que tiene doble circulación y es la mejor manera de cruzar la plaza. De viernes a domingo pasaron por allí más de 30.000 personas (en 2018 duró un día más y el público trepó a 50.000).
Las cuentas finales dicen que se vendieron 318 obras por $15.535.003 (el año pasado la cuenta daba poco más de nueve millones). La más cotizada, una de Raúl Díaz, por $1.200.000, en Vía Margutta. Alcanzaron las transacciones por seis cifras una fotografía de Laura Glusman, en la galería rosarina Diego Obligado, y esculturas de Fernando Brizuela en la porteña Cecilia Caballero (Criadero, alcanzó los 120.000 pesos).

Criadero de Fernando Brizuela, galería Cecilia Caballero
Esta fue la séptima edición y es el fruto de muchos entusiasmos: primero, el de la directora general de Desarrollo y Cooperación Cultural, Natalia Albanese, su creadora e impulsora junto con el secretario de Cultura, Pancho Marchiaro. Supieron tejer alianzas con más de treinta instituciones para que este encuentro fuera sostenible, organizado desde el municipio junto con la Fundación Pro Arte Córdoba, y el gobierno y la universidad provinciales, lo que permitió ofrecer stands accesibles. Participaron 65 galerías, casi la mitad de esta provincia. Con variedad de artistas y estilos, pero calidad pareja, hubo maestros indiscutibles y espacios emergentes.

Obra de Laura Glusman en Diego Obligado

Obra de la artista cordobesa Sara Goldman
Durante el primer día abierta al público ya hubo ventas. Aunque los tiempos son otros y las ventas importantes se cierran el último día, los puntos rojos se vieron en pequeñas piezas, como las que ofreció el espacio Luogo, de Rafaela, Santa Fe, que vendió cuatro pinturas de Daiana Martinello, a 12.500 pesos cada una. El precio era en realidad de 200 dólares, pero acá todo se pesificó, y nadie estaba muy seguro de qué valor tenía la divisa. Hubo un «dólar arte» que rondó los 60 pesos.

el espacio Luogo, de Rafaela, Santa Fe, que vendió cuatro pinturas de Daiana Martinello
La galería UV Estudios puso boquitas pintadas en lugar de puntos para indicar las ventas de cinco piezas de Guzmán Paz, de entre 15.000 y 55.000 pesos. El artista se paseaba con una túnica roja (diseño de Pablo Bernard) que llevaba una inscripción: Cotización del dólar. No tenía números esa pizarra ambulante.
«Acá no hay grieta. Ni un comentario político. Creo en el poder de unión del arte», dijo Caballero, aunque frente a su stand había una obra de Juan Pablo Liboá con cartel luminoso de casa de cambio que rezaba Game Over, Insert Coin, y un muro con alambres de púas guarda un friso de dólares. «Estamos todos entusiasmados, intentando no mirar la realidad política y sí al arte, estar con amigos, apoyarnos entre todos», dijo María Casado, otra galerista de Buenos Aires. En la galería LYV los precios estaban a la vista, en carteles al lado de las obras. Una pintura de gran formato de Luis Wells se ofrecía por 600.000 pesos. Se habían vendido varias pequeñas de este maestro por 10.000 y un grabado de 1988 de León Ferrari por 65.000 pesos. Marchiaro puso un punto rojo en un dibujo de Remo Bianchedi, por 28.000 pesos.
Fue récord la cantidad de visitantes de la comunidad artística nacional, con la cúpula de arteBA, los grandes coleccionistas, curadores, funcionarios de cultura de diferentes administraciones, muchos artistas, e internacional: abundan los coleccionistas chilenos, pero también figuras como la curadora Mari Carmen Ramírez, que fue una de las disertantes en el nutrido programa del auditorio. En el Ágora, se presentó el libro Estado del Arte con un debate sobre el ecosistema del arte, en el que participaron Joaquín Rodríguez, José Luis Lorenzo, Macos Acosta, Leo Estol, Emilia Casiva y esta autora y periodista.
«La feria se va profesionalizando cada vez más», señaló la galerista rosarina Gabriela Galassi. «Los admiro a los cordobeses. Los correntinos venimos a aprender», contó Valeria Rolón, coleccionista que participó en la primera feria de su provincia este año. En los stands estaban, claro, los artistas, con variedad de disciplinas y estilos. Desde grandes maestros como Carlos Alonso y Luis Felipe Noé, hasta los más jóvenes, como Marisol San Jorge y Catalina Oz. Mite exhibió dibujos de la reciente ganadora del Premio Fortabat en su categoría artistas jóvenes, Valeria Maggi.
Recién llegado de Austria y Francia, estuvo aquí la mitad cordobesa del dúo Chiachio&Giannone, Daniel Giannone, con obra en Ruth Benzacar. «Vine directo para acá porque es importante apoyar la feria», señaló. Otra artista interesante es Sara Goldman, anfitriona de un convite en los cerros, que fue parte del programa de visitas a galerías y talleres por diferentes zonas de la ciudad. La feria se expandió además con muestras paralelas en museos y centros culturales, por lo que fue común reencontrar artistas en diferentes situaciones. Por ejemplo, Celeste Martínez no participaba en la feria pero sí en las exposiciones del Museo Genaro Pérez, Casa Naranja y Espacio Colón.
- Catalina Oz, galería Cosntitucion
- Valeria Maggi en MITE
El lema curatorial fue Mirada Situada, de la museóloga e historiadora Celina Hafford. «Todos vivimos en esta época y a todos nos cuesta descifrarla. La mirada situada es reconocer que todos tenemos una forma de mirar y en la suma de esas formas de mirar se completa el arte contemporáneo», explicó.
La presencia de espacios emergentes de todo el país fue fruto de un trabajo de campo de la organización de la feria, que fue a buscar artistas y espacios a Mendoza, Rosario, San Luis, Tucumán, La Plata, Santiago del Estero y Catamarca para su Zona Bonino. «Ha sido una decisión trabajar en términos regionales, mapear las escenas e invitar a participar. ¡Es la descentralización de la descentralización! También dimos capacitación para exportación para galerías establecidas y otra para la formación de galerías emergentes. Nuestra escena sólo puede crecer en relación con otros», contó Albanese.
Y hubo más amplitudes: Lucas Despósito participa en Bonino con Arde, un proyecto de artistas que aún no tiene espacio físico, ya que la convocatoria de la feria está abierta para colectivos artísticos, galerías virtuales y proyectos culturales que no necesariamente estén orientados a la venta.
Fue otro entusiasmo el que trajo a Chile como país invitado. «El año pasado fui la única galería chilena en la feria y volví encantada con el nivel curatorial, el programa de visitas, la escala humana… Al regreso, empezamos a promoverla», dijo Carola Musalén, de Factoría Santa Rosa, una de las seis galeristas trasandinas presentes.

MArisol San Jorge en El Gran Vidrio
«Todos van a la feria de Córdoba, ¿por qué yo no?», le preguntó al coleccionista Joaquín Rodríguez un par. «¡Vení!», le dijo. Así reunió un contingente de 80 potenciales compradores que colmaron la ciudad, visitaron museos y galerías, brindaron en cócteles y fueron en busca de tesoros a la feria. También, junto con Abel Guaglianone, juntaron fondos para el Premio en Obra, que ayer repartió 140.000 pesos entre dos espacios emergentes, Galería Fuga y galería Mantera, y dos artistas, Las Hijas de Israel y Rodolfo Sousa. Otro galardón, el Premio Argentino de Arte Público, fue este año para la artista Inés Pereira. Por el Programa Adquisición, el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén se quedó con una obra de Fabián Nonino, de la Galería Selvanegra, y el Museo Municipal de Bellas Artes Genaro Pérez incorporó a Rosalba Mirabella, de Taller Galería. La obra de Marisol San Jorge, de El Gran Vidrio, se sumará al Bellas Artes de Corrientes.

Celeste MArtínez en Espacio Colón
Los pasillos se volvieron intransitables por momentos en este fin de semana de sol. Se notó un trabajo realizado en la formación de público, en alianza con la universidad, que ofreció orientación y visitas mediadas, y un programa especial para niños. «Es muy importante esta feria porque consolida el mercado interno, devolviendo la categoría de consumo cultural a las artes visuales «, dijo Herminda Lahitte, de la galería Hache.»Estoy muy feliz con la visita de tanta gente. Estas cosas potencian a la feria. Hay que empezar a descentralizar el arte y que haya nuevos escenarios», dijo José Luis Lorenzo, anfitrión en una multitudinaria inauguración de Espacio Colón y luego en una cena en su casa. «Si bien la coyuntura está rara, la gente está apostando al arte», dijo la galerista Catalina Urtubey.
Mercado de Arte contó con apoyo del Ministerio de Cultura de La Nación, Fondo Nacional de las Artes y el Gobierno de la Provincia, entre más de treinta auspiciantes institucionales y privados. «Alianzas estratégicas para construir puentes. Somos varios en este plato», cuenta Albanese. El gobierno de esta ciudad ha cambiado de signo y por eso, tras ocho años de gestión, Albanese prepara su sucesión. «Esta feria es hija mía pero ahora hay que soltarla», dice. Para eso, ya hay una ordenanza para asegurar su continuidad y fundaron un consejo asesor para contener el proyecto, con coleccionistas, galeristas y gestores culturales. Todos esperan que lo bueno de esta feria, que es mucho, continúe.
Crédito de las imágenes: María Paula Zacharías
Publicado en La NAción, Cultura, en dos versiones, el 17 y el 20 de agosto de 2019. Links: https://www.lanacion.com.ar/cultura/la-burbuja-del-arte-buenas-ventas-y-publico-fiel-en-una-feria-en-cordoba-nid2279067 y https://www.lanacion.com.ar/cultura/en-cordoba-arte-es-fiesta-federal-nid2278570
Categorías:Circuitos, museos y patrimonio, De provincias
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