Con más de 3000 metros cuadrados y 160 obras, la muestra retrospectiva Julio Le Parc. Un Visionario, en el CCK, es el homenaje más grande que ha tenido el artista pionero del arte lumínico y cinético, con sus juegos de luz, movimiento, color y formas. Todas las obras invitan a la participación del espectador, que debe moverse, pulsar botones, acercarse o deambular para interactuar con las piezas: incluso las pinturas cobran vida en la luminosa obra de Le Parc, que cumplió 90 años.
La muestra es parte del gran homenaje que tiene a su hijo Yamil Le Parc como director artístico y que abarca otra muestra que inaugura el 13 de agosto en el Museo Nacional de Bellas Artes, Transición Buenos Aires – París 1955/1960. También llegarán una instalación móvil en el C.E.T.C del Teatro Colón desde el 20 de agosto, el lanzamiento de un libro monográfico y una posible intervención lumínica en el Obelisco.
La muestra del CCK es la más vistosa y completa, ya que recorre toda su producción. Tuvo la curaduría de Gabriela Urtiaga, que viajó dos veces a París para ajustar los planos. “Le Parc firmó cada página del diseño de la exposición. Fue un trabajo minucioso y emocionante. No pensé la cronológicamente sino que la idea fue generar núcleos de experiencias que acompañasen las investigaciones de Le Parc en estos 60 años de trayectoria. Un recorrido intelectual y sensorial”, cuenta Urtiaga. “Si el espectador llega con algún pesar y al salir tiene un grado aumentado de optimismo o un poco de esperanza, para mí es suficiente”, dijo en una entrevista reciente con La Nación. Sobran los motivos para visitarla (es la más grande, la más costosa, la más interactiva y ocasión de selfie permanente). Pero acá van cinco razones por las que ésta es una muestra imprescindible.

Cilindro único de luz continua, 1962/2012, Madera, acero y lámparas, 400 cm de diámetro x 90 cm © Guillaume Zaccarelli Cortesía Atelier Le Parc
Luz. La obra creada a partir de luz en movimiento es la más característica y atractiva de su producción. Gran parte se encuentra en la Gran Lámpara, una sala colgante que se ha dejado completamente a oscuras para poder disfrutar los efectos de las piezas que vibran, titilan, se mueve, distorsionan o bailan. Un viaje fascinante, que implica entrar a un laberinto de espejos o tirarse en un colchón a observar cómo se mueven pequeñas piezas reflectantes. Son obras abiertas, democráticas, de pleno disfrute. Para sentirlas en el cuerpo, con la mente en blanco.
Movimiento. En los Desplazamientos la clave es el punto de vista del espectador, porque la obra cobra sentido cuando el ojo se mueve. Son dispositivos creados con piezas reflectantes y fragmentadas que a veces tienen su propio motor para cambiar las apariencias. Las Contorsiones se activan cuando alguien se acerca a verlas, para generar ilusiones visuales con el movimiento de cintas plásticas y metálicas. La atmósdera es la encargada de dar vida a los Móviles, delicadas piezas de acrílico como la emblemática Esfera azul que es ya parte del CCK o impresionantes murales como Móvil inoxidable, de 12 metros de largo.

Suelo inestable con luz pulsante, 1964/2012, Madera, globo y proyector, 30 x 30 x 150 cm, Cortesía Atelier Julio Le Parc
Juego. Para tocar, hacer, probar, accionar. Juegos aptos para todo público se despliegan en la terraza del lomo de la Ballena. Anteojos para una visión diferente, espejos que devuelven imágenes distorsionadas, encuestas, tiro al blanco y bolsas de boxeo para arremeter contra figuras de poder, un piso inestable y botones para accionar mecanismos inesperados. Le Parc viene haciendo salas de juego desde sus comienzos, con el Grupo de Investigación de Arte Visual, y son clave en su obra: complicidad, humor y un poco de crítica.
Pintura. Varias series recorren sesenta años de producción del artista, en la que tanto se somete a rigurosos esquemas de organización como se libra a superficies más dinámicas. Están las grandes modulaciones en color de Superficies, en las que se limita a una paleta personal de 14 únicos colores y que tienen su máxima expresión en La larga marcha, de 1974, una pintura de 20 metros de largo que tiene una sala propia, envolvente. Y también, se pueden ver las Modulaciones, ondulaciones blanco y negro con variación de saturación. En las Alquimias crea obras de gran tamaño a partir de puntos. También hay bocetos y dibujos preparatorios. En el subsuelo, bien lejos, está con advertencias una serie particular: La Tortura, serie hiperrealista que documenta junto a otros artistas la crueldad de las dictaduras latinoamericanas.
Escultura. Partiendo de dibujos de relieves Le Parc llega al volumen, en formas que reflejan sus investigaciones basadas en el principio matemático de las progresiones. Formas blancas en las que variaciones de niveles y de posiciones de planos cobran vida con la incidencia de la luz y el desplazamiento del espectador. También están las Torsiones, figuras de líneas de acero que se abren en el espacio.
Publicado en La Nación, 27-7-19. Link: https://www.lanacion.com.ar/cultura/cinco-motivos-no-hay-dejar-ver-muestra-nid2271791
Categorías:Artistas
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