Nuevo mapa del arte en Mendoza

Desde que estuve en Mendoza, pensé y repensé su escena, todo lo que vi y hablé con artistas, gestores, directores de museos. Saqué fotos. Hice un mapa. Volví a llamar a los protagonistas. Y escribí.
También, disfruté vinos, comidas, aire de montaña y me cambié para siempre al aceite de oliva.  Me alegra saber que tengo allá muchos amigos. Comparto acá la nota publicada en La Nación el 4/6/19.

Con tres museos cerrados, el arte se abre camino en espacios inesperados; mecenas, bodegas, hoteles, comercios y autogestión, los aliados.

MENDOZA.- Entre barricas y vides sobrevive hoy el arte mendocino. Con tres museos cerrados y espacios autogestionados sin lugar físico, el arte contemporáneo se escurre en ambientes poco específicos, como bodegas, hoteles, plantaciones, casas de artistas y locales comerciales.

La buena noticia es que en los museos cerrados hay, al menos, ruido de obra. El Museo Provincia de Bellas Artes Emiliano Guiñazú, Casa de Fader, lleva siete años de clausura por restauración, y ahí trabaja un equipo mayormente femenino para volverlo a su antiguo esplendor. El Espacio Contemporáneo de Arte (ECA) sufrió un incendio en su cúpula hace dos años y están trabando para su reapertura, lo mismo que en el Museo Municipal de Arte Moderno Mendocino (MMAMM), que dejó de funcionar en 2015, cuando las goteras y filtraciones lo hacían inviable. Estaba en el subsuelo de la Plaza Independencia, y por un tiempo albergó performances con agua (las goteras) e intervenciones en la puerta (cerrada).

Las bodegas son destino obligado para turistas, y congregan un público casual y heterogéneo: amplían la escena del arte. Por sus nuevos edificios monumentales, son también grandes comisionistas de esculturas. No todas ofrecen el soporte que da Emma Zuccardi, anfitriona en la Cosecha de Artistas, un evento que se hace desde hace doce años para agasajar e inspirar a los creadores locales. El sol brilla el sábado de otoño en el que 45 artistas de todas las edades, las disciplinas y los estilos coinciden una vez más en una finca de las tantas que tiene esta provincia. El convite es a cosechar, comer, beber y encontrarse. También, a inspirarse para crear obras que serán expuestas en la sala de arte de la bodega Santa Julia.

Ahora exhibe ahí pinturas el maestro Antonio Sarelli y están a la venta, pero sin comisiones para la sala. “A partir de que empezamos hace más de quince años a exponer arte, las bodegas empezaron a dar lugar y ahora los artistas tienen un espacio que no tenían”, dice Zuccardi, 93 años, elegante y hospitalaria. Comanda ella misma los montajes y la iluminación. En su colección hay piezas de Gómez Cornet y Carlos Alonso, entre más de 50 creadores locales. “El vino es para nosotros un medio de comunicación, lo mismo que las obras de los artistas. Expresan a nuestra región y a su gente”, señala su hijo, José Zuccardi.

Antonio Sarelli expone en la sala de arte de Bodega Santa Julia

No es la excepción. Monteviejo auspició un festival de gastronomía, vino, arte y rock que duró una semana. En Trivento potencian la alianza MovArt, un circuito de bodegas con arte que incluye a Caro, Escorihuela, Catena Zapata y La Rural, y aloja hasta septiembre la muestra Piel de monte, con 70 obras de Pablo Lavoisier y León Corradi, maestro y discípulo. La firma Salentein tiene la galería muy bien equipada, Killka. En Casa Vigil, en el paraje de Chachingo, Maipú, hasta julio exponen Florencia Aise junto con Osvaldo Chiavazza. “Circulan muchísimos turistas y se generan ventas”, cuenta Aise.

“Hay muchos artistas, muy buenos, mucho talento, pero es difícil el circuito. Cuando cerraron los museos, las bodegas le empezaron a abrir las puertas a los artistas”, dice la artista Magdalena Benegas. Con ella coinciden los escultores Julio Melto, Fernando Rosas y Juan Del Baso. “Tenemos espacios culturales muy hermosos, pero están todos destruidos. Afortunadamente la conexión poética entre el vino y el arte ha empezado a coagular, sumando al turismo”, dice Rosas, que está exponiendo en la bodega Escorihuela Gascón.

Buenas noticias

“Antes de fin de año, reabre el Fader. Y estimamos que en agosto estaremos en condiciones de reabrir el ECA”, dice María Laura Tinte, coordinadora de estos espacios provinciales y directora del Museo Carlos Alonso, que funciona desde hace un año en la Mansión Stoppel, una casona que recuperó su esplendor luego de décadas de abandono. Le faltaba lo más importante para un museo: una colección propia. Pero el mecenas Jacobo Fiterman hizo una importante donación de más de cien obras. “Las guarda el Fader (que está en obra) porque en este museo todavía no hay espacio para guarda y tránsito de obra”, cuenta Tinte. Ahora hay una muestra en homenaje al maestro Roberto Azzoni. Otra novedad es el Espacio de Fotografía Máximo Arias, que se instaló en una ex maternidad reacondicionada con varias salas. Hoy se ven ahí fotos de Alberto Mariotti.

Nuevo espacio para la fotografía mendocina: la sala Maximo Arias

Entre las novedades está una nueva sala en el Parque Central, el Anexo del MMAMM, con exposiciones programadas a partir de una convocatoria abierta, igual que en el Alonso. Si embargo, hasta ayer, albergaba ruinas de hormigón: la instalación de Patricia Yácomo, Búnker, inspirada en la Segunda Guerra, resultaba elocuente. Este jueves inaugura una colectiva dedicada al urbanismo, Habitar el oasis. La reapertura del MMAMM se estima para septiembre. La falta de museos tiene consecuencias, opina Laura Valdivieso, artista, curadora y su última directora. “La institución museo es la que debe marcar el rumbo en las prácticas profesionales ligadas al arte, como curaduría, montaje y documentación. Los espacios alternativos improvisan mucho todo eso, y, sin instituciones, no tienen una referencia a seguir”, señala.

Por ahora, un bastión para creadores es, paradójicamente, la Universidad Tecnológica Nacional. Lleva hechas, en dieciséis años, ochenta muestras en el hall de su Facultad de Ingeniería y vende las obras como cualquier galería comercial. Suma aportes de otras carreras (Enología pone el vino en las inauguraciones, por ejemplo). En cambio, las salas de exposiciones del Espacio Julio Le Parc suelen ser multifunción y se abocan a fomentar las industrias culturales y las artes escénicas.

En arteBA hubo un stand mendocino: la galería Imagen que dirige Facundo Díaz, que ahora no tiene espacio físico. “Pudimos llegar. Es un espacio importante que hay que ocupar. No vendimos ninguna obra, pero apuntamos a la visibilidad de los artistas”, reflexiona Díaz. Para costear el stand, se hizo días antes la feria Imagen Accesible, edición 35, en la casa del artista Omar Jury, donde sí hubo puntos rojos. Durante el año, tendrá tres muestras en espacios prestados e itinerantes, algo que está en su esencia. Los espacios autogestionados atraviesan un momento de cambio. Se sostienen las redes de apoyo, pero no las casas físicas. La energía sigue circulando. Es el caso de Montaña, que nucleó la actividad emergente en los últimos años. “Está latente, mutando. Fue espacio de formación. Derivó en muchas muestras juntas. Estamos dedicándonos a nuestras obras”, dicen Clara Ponce, Florencia Breccia y Mariana Barón, las integrantes, que expondrán pronto en Killka.

Florencia Breccia en La Imagen accesible

En el sector privado, están la Galería Santangelo, Gaudí y el Espacio Piazza. Casa Colmena agrupa cooperativamente artistas visuales y escritores. Y los talleres de los artistas se expanden para acoger actividades propias de centros culturales. “Participo en un taller en una casa de 1918, La Pausa, donde damos cursos y tenemos un espacio de exposición y venta, en Luján”, cuenta Laura Rudman. El pintor Sergio Roggerone recibe en La Alboroza, que es en sí misma una obra de arte en Maipú.

Los hoteles también prestan sus lobbys. El Hyatt en junio pasado abrió el Balcón de las Artes, dos salas dirigidas por Gabriela Nafissi, con obra de artistas como Marcela Furlani y Andrea Calderón. El Hotel Raíces Aconcagua inauguró en marzo el Espacio San Lorenzo con un homenaje al artista Carlos Ercoli.

Furlani en el Hyatt

En un edificio de oficinas, Chacras Park, se inauguró en abril pasado Protea, espacio que estrenaron las artistas Cristina Santander y Viviana Herrera. En otro lugar inesperado funciona Arteh, en Hipercerámico, un mayorista de productos para terminación de obra. Lo dirige Daniel Rueda, gestor cultural todo terreno. Ahí, la artista Silvia Bove presentó instalaciones lúdicas hechas con bañeras, inodoros, duchas y lavamanos. Ahora hay una muestra más clásica, pinturas de Egar Murillo y Diego Stigliano. A falta de museos, el arte mendocino se abre camino. Creatividad espumante.

La Nación, 4/6/19. Link: https://www.lanacion.com.ar/cultura/con-sus-principales-museos-cerrados-mendoza-refugia-nid2254234?fbclid=IwAR1psFSnfbODT8fHank5eB9Ykw3ORjGdEjIub9iPCozubD5NFxsnj3zYdLc



Categorías:Artistas, Circuitos, museos y patrimonio

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2 respuestas

  1. Gracias María Paula por la info, estuve por Mza hace unos meses y me llamo la atención los museos cerrados, no iba a Mza desde hace unos años. Me perdí los espacios alternativos de muestra, ojala vuelva pronto…soy artista visual y vivo en Río Gallegos, siempre que viajo a un lugar me gusta conocer el arte y la cultura del lugar.
    Muchas gracias de nuevo…Saludos!
    Graciela Rodríguez

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