Video: Ale Zacharias
El libro se puede descargar en diferentes formatos en este link: http://www.cultura.gob.ar/noticias/estado-del-arte-25-notas-sobre-el-mapa-artistico-de-la-argentina/
Texto de Lila Siegrist leído en la presentación:
En la mesa, debo ser la única que requiere presentación y averiguación de antecedentes por la propia tonada provinciana, por lo atávico de mis modales, y por cierto léxico demodé para esta escena. Es un honor acompañar este panel.
Editoras.
Andrés.
Guillermo un artista ecuménico,
Catalina, colega de la célebre galería Daniel Abate, ella allí fue una diva total
Y el cerebro, la nube cerebral, que hace que todos gravitemos bajo su manto tremendo: Valeria González.
Paula Zacharias es la voz que se aprende en la sala de Arturo Carrera. Compartimos ese ejercicio, ya que ir a leerle a Arturo los propios textos no es más que el desarrollo de una destreza en el oído y en la boca.
Hoy festejamos la idea de un libro, un libro que comienza con una deuda, aún no tiene compacidad. Le daremos cuerpo de libro, las reminiscencias analógicas no deben abandonarnos, edificamos alcores de material bibliófilo sobre nuestras mesas de trabajo, vale la pena la tala de montes para la existencia de libros con estos fines, dios santo redentor!!!! Soy una mujer que necesita salir de su ciudad para ser y para anunciar, al menos, un verso irredento.
¿Cuáles son los oficios que te encantan de los otros y que envidias?
Hacer puentes. Sí, la ingeniería civil.
Los guiones de Duprat, me hubiera encantado que esté acá entre nosotros, para decirle en persona que me enloquecen sus guiones
el pensamiento erudito al servicio del poder fáctico de Ricci,
la artesanía al servicio del paisaje en Baggio,
el conocimiento más avainillado de los aldehídos de los archivos y bibliotecas de Montini,
el rebote de un espejo blanco de Echen,
la voz de Arturo
Y finalmente
el trabajo de esta mujer minúscula en su ceceo
y enorme en su tecleo.
Generosa, rigurosa, analítica, eterna, en un pestañar de ojos se convirtió en universal.
No hizo falta explicarle que el territorio argentino era enorme.
Abrimos juntas una llave que andaba en falso y pulimos los engranajes de la producción total.
Dejamos de anunciar “el interior” para identificar un paisaje y, de este modo, en su trabajo se ve el sedimento de la acción colectiva y disímil.
Como en el arte, como en los museos, en las colecciones, en los talleres de artistas, ante cada pieza de autor: no tratando de entender sino conociendo
(examinando, con propensión exploratoria)
Según mi idea, entender depende de la comunicación, de voluntades de emisión y recepción, pero en arte el conocimiento depende de procesos inter-lenguajes, de trasvasamiento desmadrado, y allí en esta complejidad es que Paula Zacharías asume el campo y lo propone diverso,
declarando otra escena.
Descubre, estudia, y en sus enunciados hecha luz sobre lo indocumentado; así genera una nueva fuente de documentación y registro, hasta ella, aislada.
Paula sale al mundo. Y la ciudad ya no es el límite con la General Paz; la ciudad es el globo terráqueo que le cabe en la cabeza. Viaja, viajamos, apreto un pedal 290 km para estar a su lado, y atestiguar que su trabajo es científico, es amoroso, y es necesario.
También generoso y exhaustivo, en “El estado del Arte”, cristaliza una urdimbre de relaciones extensa que, al mismo tiempo, permite identificar las exploraciones de una andariega. Esta expedicionaria romántica, atenta a los fenómenos que construyen un sistema complejo, evidencia la acción como campo a investigar.
Da cuenta entonces de que corriéndose del escritorio como lugar hegemónico desde donde fundar un relato, puede migrar al extenso paisaje plástico de las artes nacionales.
(Si es que nos permitimos tal enunciado).
Pongo una pareja de flores de jazmín a flotar en el agua mientras trazo este texto, pensando en que ella haría lo mismo.
Lean El estado del arte, podremos reconocernos.
Texto de Guillermo Roux:
Es para mi un privilegio presentar hoy este libro necesario de Paula Zacharías.
Conozco a Paula desde hace algunos años, desde aquella tarde en que vino a hacerme una entrevista. Aún no era Paula con el prestigio de hoy, pero recuerdo que me llegó su mirada segura, clara, inteligente, de luminosos ojos claros y con ella una evidente honestidad intelectual.
Hacía tiempo que yo quería escribir un texto donde poder contar acontecimientos de mi larga vida. Más que para llamar la atención, para poder liberarme de vivencias y recuerdos que demasiado acumulados me pesaban. Soñaba que ese escrito fuera íntimo, nada de fechas y esas cosas, sino el relato de secretas motivaciones.
Luego de aquella entrevista de Paula, cuando se fue de casa, sentí que era ella la indicada porque me transmitió la seguridad de poder compartir algunos momentos de mi vida sin cuidados ni temor de ser mal interpretado.
Compartimos a partir de ese momento hasta hoy, durante unos cuatro años, lo que yo quería decir de más profundo, sin pensar en posibles lectores, sino decírselo a Paula respondiendo a sus preguntas medidas y oportunas, los viernes a las 6 de la tarde.
Pido disculpas a Paula especialmente porque no estoy aquí para referirme a lo que estamos haciendo sino para hablar de este valioso trabajo, de esta selección de tantas entrevistas que hoy les llega a ustedes. Aunque más justo sería decir que me voy a referir a su autora, la persona a la que tantos colegas abrieron las puertas de su taller y confiaron sus pensamientos puestos en obras. Paula es un ser verdadero, lo que yo creo es la primera condición de un periodista. Como tal se respeta a sí misma y con ello al otro. Por eso es clara en lo que escribe, cree en ello sin dejar de respetar plenamente el esfuerzo de tantas experiencias complejas, difíciles, pero que reflejan como los artistas, curadores, directores de museos, bienales, galeristas, etc., muestran las manifestaciones que de todas las maneras quieren iluminar este mundo a veces oscuro y demasiado confuso que nos toca vivir.
Nadie mejor que Paula.
Generosa, sé que trabaja sin descanso en lo que hace y por eso también leemos sus artículos con gusto y atención.
Vi crecer en su profesión casi desde el inicio a Paula y sé como todos la aprecian y respetan. Sé también como lamenta cuando su tiempo no le alcanza para referirse a tanto que se hace y no puede valorar con su palabra como quisiera la obra de los artistas que comienzan. Porque además, o por encima, no escatima amor a su hermosa familia. A las niñas angélicas que se trepan a su computadora, al mismo tiempo que ella escribe.
Nada más merecido que esta recopilación de los artículos escritos para La Nación que hoy en forma de libro agradecemos que llegue a nosotros.
Atesoren esta visión panorámica de la cultura en Argentina. Lo escrito está fundado en la verdad de Paula Zacharías, sin interesadas deformaciones. Porque por encima de todo, Paula Zacharías es una persona, una periodista, honesta.
GUILLERMO ROUX. Buenos Aires, 30.11.2016.
Fotos: Michelle Perić. Más imágenes, acá.
Categorías:Libros
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