Casi 90 años después, a partir de hoy vuelven a reunirse en el Museo de Bellas Artes retratos, paisajes, naturalezas muertas, medallas, dibujos y documentos de Ernesto de la Cárcova. Y no sólo eso: ahora, los trabajos del pintor, docente y gestor del arte argentino del siglo XX entran en diálogo, por un lado, con la obra de artistas contemporáneos que inspiró y, por otro, con la de chicos que viven en el barrio que lleva su nombre, en José León Suárez. Mientras tanto, en el museo de Costanera Sur donde fundó la primera escuela superior de bellas artes se vuelve a montar aquel estudio que sus discípulos llamaban «paraíso».
“Logramos ubicar casi todas las obras que realizó, pero lamentablemente algunas no se muestran porque hay grandes colecciones que no le prestan obras al MNBA”, dice Laura Malosetti Costa, que estudia al artista desde hace 20 años y es la curadora general del homenaje. La estrella de la exposición es su obra cumbre, Sin pan y sin trabajo (1894), que es un emblema del arte nacional y preside habitualmente una sala en el museo junto con otras joyas nacionales, como La Vuelta del Malón de Della Valle y El Despertar de la criada de Sívori.

Sin pan y sin trabajo, 1894
En un texto de 1896, Rubén Darío lo define como “un dandy socialista”. De la Cárcova nació en Buenos Aires, en 1866, y a los 16 años empezó su formación de pintor en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes. Siguió estudiando en Italia, primero en Turín y luego en Roma, donde comenzó a pintar Sin pan y sin trabajo, expuesta a su regreso a Buenos Aires en el Segundo Salón del Ateneo, de 1894. La obra motivó tal revuelo, que seis años más tarde ya pertenecía al MNBA. “Hasta ahora, nunca se había realizado aquí una exposición de Ernesto de la Cárcova, autor de una de las Giocondas de este museo”, dijo ayer en la preinauguración Andrés Duprat, director del museo, feliz de saldar la deuda.
“Es una figura preciosa. Era de familia noble, y se hizo socialista y masón, y toda su vida estuvo comprometido con el espacio público. Tiene poca producción porque trabajó como loco en docencia y gestión: organizó concursos de fachadas, fue concejal, integró comisiones monumentos, fundó escuelas, dirigió cátedras… Estaba convencido de que un país con arte y con paz iba a ser un país con futuro. Pensaba el arte desde un lugar de educación del pueblo”, dice Malosetti. Con un grupo de cuatro generaciones de discípulas investigadoras bucearon en el archivo del artista que se conserva en la Academia Nacional de Bellas Artes para trazar una cronología exhaustiva. En los archivos de la Cancillería Argentina encontraron datos nuevos sobre su papel como patrono de becarios en Europa y en el IIPC-TAREA (Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de San Martín), aspectos del vínculo de De la Cárcova con Rogelio Yrurtia y su rol en varios proyectos monumentales.
Por primera vez, emprendieron estudios técnicos de radiología y reflectografía infrarroja sobre Sin pan y sin trabajo con el equipo de Gestión de Colecciones del museo y TAREA-IIPC. En la muestra se puede ver cómo la imagen se reconstruyó completa con rayos X en 22 placas radiográficas, las mismas que se usan para estudios de tórax. Así se pudieron detectar las veces que el artista pinto, borró y volvió a pintar: la cabeza del obrero, al menos tres veces. Antes lo había hecho más pequeño y con más edad. También modificó las manos de la mujer, el tamaño y la forma de la mesa con las herramientas y la ventana que cuenta la escena de protesta en las puertas de la fábrica. “Fue una sorpresa comprobar cuánto dudó compositivamente el artista”, dice Mercedes de las Carreras, restauradora a cargo del estudio. “Le quitó anécdota: las caras casi no se ven y el bebito es un bulto. Restar gestos melodramáticos para sumar concentración expresiva es un gesto moderno. El cuadro se volvió más icónico. Produce tensión alterando las reglas de la perspectiva. Todo fuga mal, hacia la ventana, y por eso no es un cuadro de una familia miserable, sino del conflicto obrero”, explica Malosetti.
Sin pan y sin trabajo sigue siendo un ícono de la protesta social en la Argentina. Está en la cabeza de los artistas que la reversionan y citan, como la escultura de cera de Antonio Pujia, las pinturas de Carlos Alonso y Gustavo López Armentía y en la cinta del Grupo de Arte Callejero (GAC) que acompaña el ingreso a la sala, tal como en 2002 bordeó el Congreso. Este año, los trabajadores del museo reescenificaron la obra en la protesta La cultura no se achica. El artista Tomás Espina directamente se metió en el cuadro: lo dibujó en carbonilla en el muro de su taller, lo fotografío y filmó… con él mismo desnudo en el lugar de la mujer. “Hice esa obra en junio de 2001, cuando todavía no se sabía qué iba a pasar. Cita a mi propia crisis en la Escuela de Bellas Artes. Me ubiqué en el lugar de la mujer porque es el lugar de lo receptivo, el futuro. Fue como un querer volver al útero materno, cobijarme en el seno de la historia del arte y quedarme ahí perplejo”. El video integra la muestra, y de la foto se hicieron afiches que el público se puede llevar (también hay un afiche de Jorge Pérez).

Tomás Espina y su versión de la obra en video, de 2001
“Fue, tal vez, el artista más unánimemente admirado de su generación”, dice Malosetti. Concluye así su ensayo: “Él fue el creador de algunas obras fundamentales del arte argentino, pero además fue un hombre honesto, distinguido y generoso que asumió con gran compromiso aquello en lo que creía: que el arte, en todas sus formas, contribuiría a hacer de la Argentina una gran nación”.
Escuela
De la Cárcova fue el primer director de la Academia Nacional de Bellas Artes (1905-1908), director del Patronato de Becados Argentinos en Europa (1909-1916) y director-fundador de la Escuela Superior de Bellas Artes (1921-1927) en unas caballerizas de cuarentena sanitaria remodeladas según su plan, para instalar una academia libre donde hoy funciona el Museo de Calcos y Escultura Comparada Ernesto de la Cárcova. Funcionan ahí todavía algunos talleres Universidad de las Artes, de la que depende. En una sala, se recrea aquella bottega libre y moderna donde impartía sus clases. Con la curaduría de María Isabel Baldasarre, se recrean sus años como director. “Él pensaba que para crear belleza tenías que estar rodeado de belleza”, dice Badasarre. Por eso, el artista aportó vitrinas, un mesón, un secreter, un mueble gabinete, unas sillas tijeras y dos arañas de vidrio y bronce restaurados para la ocasión. Al pintor se lo ve en retratos y bustos, y están además los materiales con los que los alumnos se formaban: manuales y catálogos de escultura, pintura, decoración de fachadas, medallística, escenografía, álbumes fotográficos de los talleres, fotografías y catálogos de las exposiciones de los estudiantes. También, libros de actas y libretas de estudiantes. Se proyectan imágenes digitalizadas de la colección de diapositivas de vidrio usadas para lecciones. “Algunas están coloreadas de manera totalmente aleatoria. Un Rafael… ¡con colores impensados! Los trabajos de los alumnos tenía muy buen nivel”, dice la curadora.

Foto: Rosario Espina (2014)
Barrio
“Carcova no es basura”, se lee un graffiti. El barrio de la localidad de José León Suárez que lleva el nombre del artista lo desconoce tanto que los vecinos le han cambiado la acentuación. Es uno de los más humildes del partido de San Martín, al lado del Ceamse, donde se descargan 17 toneladas de basura por día. La fotografía de Rosario Espina donde se lee esa inscripción integra el tercer núcleo de este homenaje. Desde la Universidad Nacional de San Martín se hizo una fuerte tarea de inclusión, en colaboración con escuelas y con la Biblioteca Popular de la Cárcova. Las curadoras Natalia Gavazzo y Dolores Canuto visitaron colegios para hablar del artista y guiaron tres visitas al Museo Nacional de Bellas Artes. El resultado son varias obras donde los chicos imaginaron el cuadro, pero con pan y con trabajo: la mesa se llena de comida, la pareja sonríe, sale humo de las fábricas y brilla el sol. Los originales se exponen en la universidad y se reproducen en una pantalla en el MNBA.
Datos:
- Ernesto de la Cárcova, MNBA, salas 29 y 30 del primer piso, del 8 de noviembre al 26 de febrero de 2017, en Avenida Del Libertador 1473, con entrada libre y gratuita.
- Universidad Nacional de San Martín: obras de los chicos del barrio La Cárcova, desde el 15 de noviembre en Av. 25 de Mayo 1169, Gral. San Martín.
- Museo de Calcos y Escultura Comparada: desde el 12 de noviembre, en España 1701.
- Viernes de 14 a 17, en el MNBA, Jornadas de reflexión, moderadas por Laura Isola. A las 14, Ernesto de la Cárcova y Rubén Darío: continuidades y rupturas en el pensamiento sobre pintura y poesía. Participantes: Alberto Passolini y Carlos Battilana. De 16 a 17, conversación entre Laura Malosetti y Alejandra Laera.
Publicado en La Nación, 8/11/2016. Link: http://www.lanacion.com.ar/1954160-de-la-carcova-3d-formas-de-ver-a-un-emblema-del-arte
Categorías:Artistas
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