Marcia Schvartz tiene dos ojos y mira. Después, pinta. Ojo es también una advertencia. Así, Ojo, se llama la muestra de obras recientes que se inaugura este jueves en Colección Fortabat, más de 100 trabajos entre pinturas de gran formato, especie de teatros de pintura y collage, dibujos, cerámicas y objetos, con curaduría de Roberto Amigo y Gustavo Marrone. “El ojo de Marcia mira la realidad, pero es un ojo afirmado en el pasado y en el presente de un territorio común con el otro. Es el ojo que se abre iracundo y, a la vez, festivo”, dice Amigo en el texto del catálogo. El 80 por ciento es obra inédita, en diálogo con algunas piezas históricas. Schvartz es una observadora aguda. En esta nota, a través de cinco obras repasa los temas clave de la exposición. Con un humor ácido y fino, entra en polémicas y se puede reír de cualquier cosa.

El Entorno, 2012, técnica mixta
Isabel de Perón: “La protagonista de la serie de treatritos Tren Fantasma es Isabel. Una cosa bizarra, de humor negro, siempre rodeada de revistas Hola!, con sus aspiraciones para con la realeza europea, el Papa, Franco. Esto pasó hace 40 años, pero hay chicos que hoy la confunden con Evita. No saben. En los seis trabajos se la ve anciana, grotesca, con rasgos macabros. No es una serie antiperonista, sino un costado oculto y siniestro. Yo lo viví, y viví en España donde también ella se exilió. En una obra se está flagelando, en otra está con el Brujo. En El Entorno se lo ve a Lastiri, el yerno de López Rega, que también fue presidente de los argentinos. ¡Personaje oscurísimo! En otra obra está ella desnuda frente a un espejo, con la banda presidencial. No hay enseñanzas, sino vivencias mías contadas con mucha realidad. Ninguna moraleja ni intenciones políticas. Tienen cinco o seis años: los hice y no sabía bien dónde exponerlos. Los tenía medio escondidos”, cuenta.

La Zorra, 2012, técnica mixta
El ambiente: En un tocador asoma un pie de mujer. Acaba de pintarse de rojo las uñas. Aparecen divas populares, actuales presidentes, ex directoras de museos, premios, artistas famosos y más revistas de farándula. “Se trata de una burócrata del arte. Siempre soy irónica con el medio. Es una burla que vengo haciendo para que no me agarre ninguna enfermedad. Hay que tomarlo con humor. La pintura es una actividad chamánica. Después de reírme, estos personajes me caen simpáticos. Se transforman títeres. La Zorra se construye sobre la caja que usé para enviar un cuadro al Salón Nacional de 2012, que fue rechazado. Esa etiqueta forma parte de la obra. Fui jurado hace poco de un premio, después de 25 años de negarme a serlo. No sirvo: me peleo. Tenés que ser muy diplomática, pero soy muy frontal. Corroboré que no quiero serlo más. Estoy a favor de los premios, siempre participé, pero ya no. Gané el Nacional y el Municipal, El Banco Nación, el Banco Central… ya está. Quería ganar el Nacional porque ¡creo que me lo merezco!”, dice entre risas. Sus desnudos femeninos –empoderados, no en pose– escapan al canon: “Las conchudas son mujeres, amigas y rockeras. No tienen nada de erótico. Están en la suya. Son fuertes”.

Rezo obsceno, 2012, técnica mixta
El dinero: “Tiene que ver con el mercado y el capitalismo que nos han invadido. Arrasa con todo: el arte, el pensamiento, los valores, la ética. La obra muestra una directora de museo abrazada a pilas de dólares. Se apoya en una caja de madera, como las que transportan cuadros. El título lo saqué de un artículo buenísimo de Horacio González que hablaba de los bolsones y sótanos con plata, esa cosa obscena con el dinero mismo. El dinero por el dinero. La corrupción no es partidaria… si no mirá los Panamá Papers, algo escandaloso a lo que parece que nos vamos acostumbrando. No es ningún secreto que soy kirchnerista. Tengo derecho a pintar lo que yo pienso, con toda la libertad”. Su muestra anterior, Marciamundi, fue en la Villa 21-24 de Barracas. Ahora el contexto, en Puerto Madero, es otro: “El lugar me encanta y me hacen un lindo catálogo. Tengo una relación afectiva con Amalita Amoedo, que fue alumna mía de chiquita”.
Los jóvenes: “Los jóvenes me preocupan, este es un momento difícil para ellos. Hice retratos de jóvenes artistas, anarquistas, militantes, madres, pibes de barrio, hipsters. En La Lista se ve una chica enumerando sus tareas y compras, aplastada por la cotidianeidad femenina, pero bella. A esta modelo le hice tres retratos, es una DJ”. Schvartz hace una defensa de sus disciplinas: “En la pintura está todo, y esa es su magia. Voy a dar un curso en La Cárcova, y voy a decirles esto a los estudiantes: ¡Sigan pintando y no le den bola a nadie! No tienen apoyo y les sacan el deseo. El entorno los desmoraliza y van dejando. Tengo 50 años de pintura, y veo que a cualquiera le encanta. La gente disfruta y se emociona con el dibujo y la pintura. Digo que hago óleo sobre tela, y ¡me miran como si fuera una cavernícola! Cuando los críticos y curadores liquiden al último artista, ¿de qué van a escribir? ¿De qué van a comer?”, pregunta. “La toma de la Belgrano, que fue gran premio, y La lucha continúa, dibujo que fue rechazado, son de cuando hicimos el homenaje a los desaparecidos de la Escuela Manuel Belgrano, que fueron ocho. Ahí conocí a estas dos alumnas, que ayudaron mucho. El fondo está hecho con las revistas que hicimos con Eduardo Iglesias Brickles para recordarlos”, dice.

Ukumara, 2016, arcilla y lana
La naturaleza: “Estuve en el verano pasado en un pueblo de Salta, San Carlos. Hay muchos ceramistas y trabajan con el barro de ahí, de la montaña. En diciembre, acá estaba todo tan feo, que me fui para allá y conocí a Gastón Contreras, un ceramista local. Él me consiguió una casita para alquilar y me prestó su taller para trabajar. Me quedé dos meses y medio. Hice cactus y otras formas de la naturaleza. No tengo que pensar nada: miro y hago. Todo me inspira. El barro es de un color maravilloso, anaranjado, así que a muchas piezas no las esmalté, pero les puse lanas teñidas por mí con las que venía trabajando. Así la cerámica queda como en un paisaje. Los Valles Calchaquíes son otro mundo, están muy aislados. Es un auténtico viaje. En abril volví para la fiesta Barro Calchaquí y con Flor Califano, otra artista local, hicimos una cabeza gigante, de dos metros, que sale de la tierra. Y la prendimos fuego”.
Datos: Ojo. Marcia Schvartz puede verse en la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat (Olga Cossettini 141), desde el 20 de octubre de 2016 al 22 de enero de 2017, de martes a domingos de 12 a 20.
Marcia Schvartz: artista visual argentina (61 años). Entre sus últimos premios figuran el Gran Premio de Honor del Banco Central (2015), Gran Premio Adquisición del Salón Nacional de Artes Visuales (2013), 1º Premio Salón Nacional de Pintura 2012 Fundación Banco de la Nación (2012), el Premio a la exhibición individual del año, entregado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte (2007) y el KONEX de Platino en Pintura, quinquenio 1997-2001 (2002).
Publicada en La Nación, 18/10/2016. Link: http://www.lanacion.com.ar/1947986-ojo-marcia-schvartz-esta-mostrando-y-mirando
Categorías:Artistas
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