Alec Oxenford: «El arte es un mundo de contrastes».

Emprendedor serial, director de arteBA, coleccionista, corredor, presidente del portal de clasificados más grande del mundo, incipiente mecenas… Alec Oxenford es un referente en dos áreas, el arte y la tecnología, y es un puente que las dinamiza. «Mi vida pasa entre esos dos mundos. Y se parecen mucho.»

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Foto: Santiago Filipuzzi

Siempre le gustó el arte. «Cuando me fui a vivir solo compré algunas obras chiquitas para mi primer departamento. El primer paso importante fue cuando me invitaron a participar en la asociación de amigos del Malba, en 2001. Fui a la primera reunión, con unas 50 personas, y no entendía muy bien de qué se trataba. Al final del encuentro, me eligieron presidente», recuerda. Dotado para el liderazgo, en ese entonces trabajaba como consultor para The Boston Consulting Group, y usaba sus últimas corbatas. A los 46 años, sólo mantiene la camisa de vestir, pero anda en mocasines high tech, que no se sabe si son zapatos o zapatillas. Y no se desprende de su iPhone.

En el arte los títulos parecen llegarle sin que los busque. «Empecé a comprar arte para divertirme y para ayudar a artistas contemporáneos. Y un día me eligieron presidente de arteBA. Feliz de estar donde estoy. Soy un apasionado, no un experto», cuenta. Va por su segundo año al frente de arteBA (4 al 7 de junio, en La Rural), que en su edición 24 bate varios récords, como la cantidad de galerías nacionales e internacionales (suman 81), 21 galerías debutantes y 12 museos internacionales que vienen de compras. «Tenemos suerte de tener una feria como ésta. Es la tercera en el mundo en audiencia, con 100.000 visitantes, después de Art Bassel, en Miami, y Arco, en Madrid. Competimos con 300 ferias en el mundo. Hemos evolucionado muchísimo: pasillos más anchos, paneles más altos, mejor iluminación y señalización. ArteBA se profesionaliza, internacionaliza y privilegia los espacios curados. No sólo es un lugar de venta y compra de arte; es un lugar de difusión», dice.

Estudió Administración de Empresas en la UCA, cursó un MBA en Harvard, fundó DeRemate.com y en 2005 la vendió. También inventó Dinero Mail. Y más tarde fundó OLX en 2006, con presencia en la Argentina, y gigante en la India y Brasil. Aunque vendió la mayor parte de su criatura, sigue siendo el CEO. «François Pinault, coleccionista y empresario francés, dice que para ser un empresario exitoso hay que exponerse al arte, porque los artistas están en la vanguardia, sintiendo lo que pasa exactamente en la frontera de nuestra era. Y un empresario tiene que dar respuestas a los problemas nuevos que surgen», dice mientras chequea una vez más su Facebook, lee un mail y saluda a un artista. Todo a la vez. No viaja de vacaciones a lugares sin Wi-Fi, se divierte en su trabajo y trata de sostener su entrenamiento de corredor de maratones al día. «Correr es como resetear la cabeza», explica. En la casa no lo restringen: «Me pongo muy ansioso si no estoy conectado. Me da miedo quedarme afuera de las conversaciones. El mundo es una conversación en la que uno entra y sale». Canaliza su espíritu filántropo con las Becas de Viaje, por las que paga pasajes de avión a artistas: «Son un granito de arena para la escena local. Creo en las experiencias. Y a veces lo que separa a un artista de la oportunidad de su vida es un pasaje. Todos somos privilegiados en algo y tenemos que compartirlo. Y además, creo en el karma: lo que uno da, vuelve multiplicado».

¿Arte y tecnología son cada vez más afines?

Veo una relación estrecha entre los mundos de la tecnología y del arte. Si uno mezcla en una sala artistas jóvenes y programadores no los puede diferenciar. ¡Son iguales! Relajados, informales, creativos. Hasta en el aspecto son divertidos. Llaman la atención, pero son simples, tímidos. Tienen una conexión lógica muy fuerte con las cosas. El código requiere mucha lógica, y el arte mucha armonía. Un dato curioso: estuve en la primera subasta en Nueva York de algoritmos, líneas de código. La subastadora fue Artsy, especialista en arte, y fue a beneficio del museo Cooper Hewitt, Smithsonian Design Museum, el primero en comprar códigos para su colección permanente en 2013. Consideran que hay una rama nueva de arte que son los códigos: puede haber algoritmos más o menos bellos, más o menos artísticos.

¿El arte se está volviendo intangible?

Como las performances y las obras efímeras, está el problema del soporte. ¿Cómo comprás una performance? El código es arte, aunque requiere un entendimiento especial. Lo mismo le pasó al video y la fotografía, que en algún momento no fueron considerados arte y ahora nadie lo cuestionaría. El arte va hacia donde va el mundo, porque refleja el mundo en que vivimos. Los artistas son más sensibles, entienden la vibración, la sienten y reflejan. Por eso el arte actual es un poco caótico, un poco trash, efímero, diverso, performático, protestón, político, generacional, extremadamente interesante, lindo o repulsivo. Un mundo de muchos contrastes. El arte está en un momento extraordinario.

¿Y qué nos depara en el futuro la tecnología?

Está cada vez más cerca de la gente. La mitad de la población tiene hoy acceso a un teléfono con algún nivel de conectividad. La tecnología cambia el mundo en muchas maneras, en salud, democratización e información. Se genera un debate global sobre los temas que nos interesan de verdad. Las nuevas generaciones se van a sorprender del tiempo que pasamos desconectados.

 

La Nación Revista. Domingo 31 de mayo de 2015 | Publicado en edición impresa. Link: http://www.lanacion.com.ar/1797566-alec-oxenford-el-arte-es-un-mundo-de-contrastes



Categorías:Muestras, ferias y bienales

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