De piés a cabeza
Nació con los zapatos, pero Mishka creció y ocupa todos los espacios del ropero
SUCURSAL EN PARÍS…
La diversificación ya casi no es noticia. «Cuando las marcas tienen una identidad definida la gente pide verla en otros productos», dice. Por eso, la esencia Mishka pronto llegará también al perfume. Mientras, la ropa alcanza el 50% de facturación en el local ampliado de Palermo y en la flamante tienda de San Telmo. Pronto se sumarán nuevas aperturas en shoppings y el proyecto cada vez más cercano de la sucursal en París. «La mujer parisiense es un referente. Sofisticada, sobria, elegante y un poco clásica», dice.
«Amo esta ciudad, amo la Argentina. San Telmo es lo que queda del viejo Buenos Aires.» De chico veía el antiguo bar que ahora es suyo. Los valores del pasado son su emblema: la calidad, lo artesanal. Adora que sus negocios parezcan tiendas de barrio, que pase una señora con las bolsas de las compras, fiarles a sus clientas como un almacenero. «San Telmo tiene que ver con el origen de Mishka. Fue en Palermo Viejo, en 2001, cuando no había nada y era un barrio barrio.» Cantón estaba estudiando Arquitectura cuando a los 22 años empezó a hacer vidrieras y diseño gráfico. «Me convertí en asesor de imagen corporativa, y desarrollamos marcas como Daniel Cassin y Tascani. Mishka, como me decían a mí de chico, lo hice por diversión, para hacer algo mío», cuenta, sentado en el piso, siempre décontracté.
A su alrededor todo fluye con energía lúdica. «El juego está en la marca y se vive desde las postales hasta la fábrica nueva en Florida, donde se produce el 100% de los zapatos, que tiene verde, luz natural, uniformes cómodos y un buen comedor.» Y jugando pensaron ropa para completar una minicolección que irá creciendo con ropa de calidad, urbana, de uso confortable y materiales no sintéticos, en su mayoría. «Primero siempre la comodidad, el concepto masculino de funcionalidad», dice. Entonces, leggings para usar con remeras de algodón peruano, suéteres tejidos a mano, joggins relajados hasta en sus costuras a la vista, y algo de cuero y lentejuelas para la noche. Los jeans están en desarrollo para la próxima temporada.
«Yo no miro para afuera. Miro para adentro», aclara. Por eso sus creaciones no siguen tendencias masivas. «El proceso de inspiración es una búsqueda interna. El estilo es lo contrario a la copia burda. La ropa sale tan fácil porque sale de una identidad definida», aclara. Zapatos de otras temporadas se reeditan a pedido. Tanto, que Cantón piensa abrir Déjà vu, un local con productos de todas las colecciones pasadas.
Ese concepto atemporal se traslada a la ropa sin las urgencias de los últimos gritos. «Hoy no es el momento de grandes descubrimientos. No soy Chanel ni voy a inventar el corset. Lo único que quiero es hacer ropa buena, que sirva para vestirse. Las grandes revoluciones hoy son tecnológicas o del arte. Yo hago cosas concretas para gente que necesita abrigarse y caminar por veredas rotas», dice. Casi un manifiesto..
Por María Paula Zacharias
Categorías:Moda
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