Un hombre sin zapatos
El DJ y conductor de radio anda muy cómodo desde hace más de 30 años
- La última vez que Bobby Flores usó zapatos debe de haber tenido 17 años. Desde entonces, el DJ, musicalizador y conductor radial, defiende su firme convicción de vivir la vida en zapatillas. En 1976, cursó quinto año con un modelo negro que lustraba afanosamente para que los curas de su colegio no notaran su rebeldía ante la parte más incómoda de su uniforme escolar. «Por mi laburo era esencial. Como DJ trabajaba parado quizá cinco horas seguidas -cuenta-. Yo a un disc jockey con zapatos ya le desconfío… Entre los DJ, las zapatillas son tema de charla. Hernán Cattáneo, por ejemplo, es un tipo muy bien calzado», detalla. Igual, se cuida de no formar una colección: «Las detesto. No tengo nada completo. Me regalaron las obras completas de Borges y le regalé un tomo a mi hermano. No soy deamuchar cosas.
- Todo empezó a los 11 años. «Jugué mucho al básquet, con lo que ya tenía un pequeño universo de zapatillas.» Un día,un tío le trajo de Europa unas altas, que fueron sensación. «Las usé hasta los 18 años, quedaron hechas pedazos. Eran la atracción del equipo», recuerda. Desde entonces su pasión por el calzado deportivo se fue acrecentado, siempre extradeportivamente. Entre sus preferidas, las hay de extracción musical: un par homenajea a Jam Master Jay, DJ de los hiphoperos RUN DMC, que murió asesinado en 2002 (el modelo bordado, arriba de todo en la página). También están las clásicas de boxeo, las celestes y blancas de acá arriba. Junto con muchas otras se aprietan en el piso de su placard, sin cajas. Sabe que tendría que limpiarlas más seguido, pasarles renovador, cambiarles los cordones y las plantillas cada tanto. Pero tiene tantas que ninguna llega a gastarse. «Las zapatillas no se tiran, no pasan de moda. Es más, hay un par que estoy esperando que pasen unos años más y sé que van a estar a punto -calcula-. Cuanto más se usan, más cómodas se vuelven. Y llega un punto en que son perfectas.» En las de material blando, el proceso se cumple en una semana. Las más duras pueden demorar un año en ponerse a punto, según este experto.
- Flores comparte esta predilección con amigos como el músico Fabián Quintiero, y los actores Pepe Monje y Fabián Vena. «Llegamos a la conclusión de que no hay mejor zapatilla que la Adidas Rom, de 1974. Son las que tenía Starsky, Ben Stiller, en la películaStarsky & Hutch (las blancas, a la izquierda). Tienen suela serruchito, ¿ves? Ya no se hacen más así», dice mientras la acaricia. Las consiguió en Nueva York, de casualidad: «Estábamos en Nueva York con Pepe Monje y nos avisaron que un chico las vendía en una vieja zapatería que había heredado de su padre. Es el primer modelo de la marca. Ahora las hacen en Brasil, pero no tienen la suela», explica. Monje cultiva una especialidad dentro de este coleccionismo: «Zapatillas baratas, de lona, retro, como Flecha viejas y Pampero». En cambio, Vena es más refinado. «Le gustan las sofisticadas, que tengan algún toque fantástico. Elegiría estas, que son una edición especial que lanzó una bodega. Tienen plantilla de corcho y el talón copia el cuello de la botella», muestra (arriba a la derecha). El par, lanzado por la bodega Basket de Alsace para festejar la premiación de uno de sus vinos, está numerado: es el 19 de 86, como si fuera una serie de grabados. «Ahora está esa tendencia, de que se conmemoran cosas y se hacen zapatillas, como con La guerra de las galaxias «, señala.
- Vivir en zapatillas tiene sus bemoles. «No encontré nunca zapatos que me gustaran. Sólo una vez, en Nueva York, pero eran muy caros», recuerda Flores a unos Kenneth Cole que, claro, tenían forma de zapatillas. «Una vez en una fiesta no me dejaban entrar y yo era el DJ», cuenta. Ahora, que es un señor conocido, eso ya no le pasa excepto en las reuniones familiares, donde suele herir susceptibilidades con sus pasos informales entre tanto vestido largo. Si tiene que ir a un casamiento, se pone algún par negro. Para el cumpleaños de la actriz Andrea Pietra se puso ese par acharolado con la silueta de Jam bordada. Y no se inmutó al recibir el Premio Konex de Platino con unas zapatillas impecablemente blancas. Flores calza, en un pie, 41, y en el otro, 42, lo que no facilita las cosas. «Muchas no me entran. Me encantaría tener unas Asics de colección, pero no me quedan -se lamenta-. Las zapatillas siempre le gustan a todo el mundo -sonríe-. Esta semana cumplo 50 años, y van a hacer más de 30 que uso zapatillas», se ufana. El menor de sus hijos, Benicio, de 3 años, ya tiene también las suyas: «Unas de Bugs Bunny, otras del Hombre Araña. El también es fan. La mayor, Clementina, ya es adolescente, está en otra. No me da mucha bolilla». En su afán, alberga una meta: «Que salga la línea de zapatillas Bobby Flores».
Sábado 12 de abril de 2008 | Publicado en edición impresa
Categorías:Cultura y sociedad
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