Récord de horas de vuelo
Y recuerdos de Tokio, Atenas, París, Nueva York…
- A fin de año Paloma Herrera habrá batido récord de millas acumuladas: pero bailó en Washington y alrededores, se presentó en Londres y París, volvió de gira por Estados Unidos (Chicago, Miami, Los Angeles), cumplió con la temporada en Nueva York, y después realizó escapadas como bailarina solista a Japón, Taiwan e Italia, para luego ir de gira por la Argentina y volver a Nueva York. Por estos días acaba de llegar de San Francisco, y en su itinerario no cuenta las constantes idas y venidas a Buenos Aires, que son para ella visitas de fin de semana para ver a la familia, el novio y los amigos. La primera bailarina del American Ballet tiene nombre de ave y vive volando. En avión o a los saltitos en un escenario. Puesta a elegir, del mundo se queda con un puñado de ciudades a las que siempre le gusta volver: Nueva York, donde vive desde los 16 años; París; La Habana; San Petersburgo; Atenas, y Tokio. Además de su Buenos Aires querido.
- Herrera no tiene manías de viajera frecuente. Hace sus valijas de forma automática. «Ya sé qué cabe en cada bolso y siempre sé qué llevo y qué no.» Para no aburrirse en el aire lleva música, libros y su computadora portátil. «Trato de viajar lo más liviana posible», apunta. Tampoco se comporta como turista: los city tours de rigor, por lo general, ya los hizo hace tiempo, así que se maneja como una local en muchas partes del globo. Tampoco es una compradora compulsiva de productos regionales, ni de nada. «Soy cero shopping. En los viajes sólo gasto en pasajes y llamadas por teléfono», confiesa. No olvida su vieja cámara de fotos con rollo, con la que registra sin ninguna preocupación estética los paisajes que merecen ser recordados. París le fascina, y ya recorrió todos sus museos varias veces. También Grecia, donde bailó en la Acrópolis de Atenas. «No podía creer que estaba ahí, con tanta historia alrededor», asegura. En esa ciudad estuvo con sus compañeros del American Ballet, y tomó clases de danza en el Teatro Griego del Pireo. Y sacó fotos.
- Tokio está entre sus predilectas. «Son públicos y culturas completamente diferentes. Me siento muy afortunada de conocerlas, me enriquecen mucho», afirma Herrera. En Tokio la tratan como a una estrella pop: los fans la esperan en el aeropuerto y en la puerta del teatro, le sacan fotos por millones, y la siguen año tras año para entregarle copias. «Es el mejor lugar para trabajar: son los más organizados que hay, todo superlimpio y son de lo más amables. El público es muy fanático -cuenta-. Ahora cuando voy estoy en casa, aunque es estar en otro planeta, no se entiende absolutamente nada. Aunque voy hace años sigo pidiendo tenedor para comer. Me encanta salir a mirar vidrieras, porque es todo perfecto: hasta las frutas se muestran como si fueran joyas, de tan bien que están puestas y arregladas.»
- «A Nueva York le tengo muchísimo cariño -confiesa-. Me trataron muy bien; me abrió las puertas desde muy chica», agradece. De ahí colecciona fotos de todas las estaciones del año, y también lo que llama New York moments: «Estaba en un ensayo, con un coreógrafo que estaba creando una coreografía para nosotros y me eligió como figura principal, y de repente entró Mikhail Baryshnikov y se quedó charlando con nosotros. ¡Este es un típico NY moment! En ningún otro lugar puede pasar una cosa así», apuesta. Herrera vive en el Upper West Side (noroeste) de Manhattan, frente al Lincoln Center, el complejo de edificios que alberga doce organizaciones artísticas de ópera, ballet, jazz, cine, teatro y música. Un barrio de artistas. «Hay mucha gente joven, cool, y es muy seguro, tiene lindos restaurantes y todo está abierto hasta tarde. Siempre estoy acá. Pero como los estudios del American Ballet están en el downtown, cuando salgo con amigos vamos por ahí, por el SoHo, el Village», cuenta. Un poco de aquí y de allá.
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María Paula Zacharías
Sábado 17 de noviembre de 2007 | Publicado en edición impresa
Categorías:Cultura y sociedad
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