Diosas y brujas en clave latinoamericana
¿Cómo representar a las mujeres latinoamericanas?, se planteó la periodista uruguaya Mónica Bottero. Y escribió Diosas y brujas. Mujeres que se construyeron a sí mismas para responderse: 16 retratos para pintar la diversidad cultural femenina de esta parte del continente, mediante entrevistas a mujeres célebres, como Libertad Lamarque, o referentes culturales, como Lucía Topolansky, líder tupamara que hoy es senadora de Uruguay.
«Son todas mujeres latinas que hicieron una carrera, una búsqueda, superaron desafíos o lograron objetivos. Intenté armar un mosaico con la mayor amplitud y desprejuicio posible», dice la autora. Por eso, en sus páginas conviven Hebe de Bonafini con Mafalda (que, por cuestiones editoriales, sólo se encuentra en la edición uruguaya), y Norma Aleandro con Dona Zica, integrante de la escola do samba más popular de Río de Janeiro.
El libro le llevó seis años de trabajo, en los ratos libres que le dejaba su puesto de editora de la sección de Salud y Medio Ambiente del semanario Búsqueda, de Uruguay, donde hoy dirige la revista Galería. Se publicó por primera vez en 2000 y va por la sexta edición. En mayo último llegó a Buenos Aires, invitada por la editorial Sudamericana.
MESES O MINUTOS
Entre semana, adelantando cierres de sus ediciones de Salud, viajaba a entrevistar a la dama elegida adonde estuviera, provista de datos reunidos con paciencia de hormiga. «Algunos encuentros me costaban meses conseguirlos. Para entrevistar a Rigoberta Menchú viajé tres veces a México», recuerda. Para entrevistar a la mae de santo Stella de Oxossi, autoridad máxima de un candomblé de Bahía, esperó ocho días hasta que un consejo corroborase mediante un rito afro-brasileño la honestidad de sus intenciones.
Pero con Isabel Allende todo fue muy sencillo. Buscó el teléfono de su casa de San Francisco en la guía, a la primera llamada la atendió la escritora y ahí nomás coordinaron la visita sin problemas. Con ella mantuvo una charla de amigas, con expresos pedidos de intercambio de historias de amor propias y ajenas, y Allende fue su agente de turismo por dos días.
La ex presidenta nicaragüense Violeta Chamorro, en cambio, le concedió sólo 15 minutos, pero contar su vida a Bottero le tomó 32 páginas. Carolina Herrera fue la única que no lloró en ningún pasaje de la entrevista, que recorre su vida desde un impecable estudio de la Séptima Avenida en Nueva York. «No se le movió un pelo», grafica Bottero.
Los textos de cada una son tan diferentes como las protagonistas. Para contar su encuentro con Libertad Lamarque, Bottero escribe un guión de cine. Estructura la vida de Gloria Stefan a través de las letras de sus canciones. Otras veces bastó la primera persona: «Me llamo Gloria Orleans, soy mexicana y tengo 39 años. Fui dirigente universitaria, monja de claustro, teniente de fragata de la marina y, en mi condición de médica, presidenta de la Comisión Nacional de Sida».
En el libro también hay entrevistas a María Jimena Duzán, periodista colombiana; Ana Fidelia Quirot, deportista cubana que tras un grave accidente volvió a cosechar medallas, y Donatilda Gamarra, merecedora del Premio Príncipe de Asturias por su labor comunitaria en la Villa El Salvador de las afueras de Lima, Perú. «De América latina se escribe desde lo étnico o lo frívolo. Traté de apartarme de eso, reuniendo la riqueza y la gracia de los contrastes que hay entre los latinos», indica la periodista.
Bottero acaba de editar en su país Pongámoslo así. Ideas y opiniones sobre el amor, la vida en pareja, la maternidad, los presidentes, las reinas y otros asuntos menores, que recoge 56 de sus columnas semanales.
Y, sí, Bottero es feminista: «Mi prédica está en las historias que cuento. Espero que sirvan de inspiración para otras mujeres, para que se animen a más, que vean que todo es posible».
Pero lanza una advertencia: «Ojo, los hombres son fantásticos». .
María Paula Zacharías
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Categorías:Cultura y sociedad
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