En mesa redonda, seis firmas argentinas auguran un mercado más equilibrado, con reglas claras y precios posibles
Este año será recordado como extremo. Optimismo en el primer tramo, cautela y retracción en el último. Seis marcas se reunieron en LA NACION para hacer un balance. El resultado: la esperanza de un 2009 más criterioso y realista. Participaron Héctor Borrell, gerente comercial de Cheeky; Rubén Yagmourian, director general de Yagmour; Mariano Rodríguez Giesso, presidente de Giesso; Gabriel Isersky, presidente de Ayres; María Eugenia Farrell, dueña de Prüne, y como representantes del diseño de autor, Kostüme, de los premiados Camila Milessi y Emiliano Blanco (ganaron el Premio L´Oréal al Mejor Look Total en la última edición de BAFWeek).
-¿Cómo fue 2008?
Héctor Borrel: La política del Gobierno y de las entidades que reúnen al sector fue proteger a la industria.
Rubén Yagmourian: Los Kirchner defienden a ultranza el mercado interno, cosa que no pasó en la década del 90, cuando hubo muchas empresas, incluida la mía, que se fundieron, porque la política era de apertura irrestricta a las importaciones.
María Eugenia Farrell: Ningún extremo es bueno; hay que llegar a la gente con el mejor precio posible y estabilizar la rentabilidad a través de distintos negocios.
R.Y.: – Si te dejan sin mercado no hay muchas variables que contemplar, como en los años 90.
Mariano Rodríguez Giesso: -Vamos hacia una economía cerrada para cuidar las fuentes de trabajo interno. Pero no se piensa en 40 millones de personas que podrían elegir comprar a mejores precios y calidad. Y aquellos trabajadores podrían ocuparse en otras industrias, como en el agro. Una tasa del 35% de importación y tener que pedir una licencia por cada producto es como si estuviera cerrada. Tengo fábrica hace 120 años y me parece que la competencia es sana.
H.B.: – Estoy de acuerdo con los dos. Hay que buscar un equilibrio.
-¿Qué impacto tuvo la crisis del campo?
Camila Milessi: – Enfrió el consumo.
M.E.F.: – En el interior se notó mucho.
Emiliano Blanco: – Después mejoró, pero por el lanzamiento de temporada.
Gabriel Isersky: – Se dejó de crecer al ritmo de antes, pero eso no quiere decir que haya sido un invierno malo.
-¿Y la inflación?
R.Y.: – Fue galopante hasta que se produjo la crisis. Pero hay un detenimiento del proceso inflacionario y tiende a estabilizarse.
-Pero se anunció que la temporada de verano llegaba con precios un 20 o 25% más altos.
H.B .: -No sólo no hay un aumento de precios, hoy mandan las promociones, de bancos, shoppings y diarios, que bajan el costo. Estamos con una merma en la rentabilidad.
-¿Se trata de un nuevo hábito de consumo?
M.R.G.: – Sí. El precio de lista es uno y el real es otro.
H.B.: – La venta con tarjeta de crédito es un 70% del total, en cualquier rubro. Los bancos que tienen las mayores carteras generan un fuerte impacto con cualquier promoción que hagan.
G.I.: – Es cuestión de stock. Dos días antes no vendés y dos después tampoco. Se especula.
M.E.F.: – Las marcas van a terminar fijando un precio alto, sabiendo que van a tener que participar.
H.B.: – No hay que menospreciar la inteligencia del consumidor. Hay que ofrecer promociones que no perjudiquen y que alimenten esa necesidad.
M.R.G.: – Tampoco es tan grave lo que uno termina cediendo. Hay un costo importante que lo paga un tercero, y es la publicidad.
-¿Avanzó el plan estratégico de la Cámara de las Grandes Marcas para impulsar el desarrollo del sector?
H.B.: – Hay un cambio de escenario. Antes de la crisis teníamos plena producción, talleres saturados y un esfuerzo para cubrir las ventas. Hubo un quiebre a mitad de año entre lo que se proyectó y lo que pasó a partir de la crisis. Hay un sobre-stock que permite salir a promocionar. Ya no tenemos falta de capacidad de producción, sino ociosidad.
R.Y.: – De todos modos, la capacidad instalada de producción, por ejemplo, en suéteres, está limitada, y es necesaria la importación.
M.R.G: – Acá, no tenemos telas.
-¿Se puede importar?
M.E.F.: – No hay libertad. Tengo una fábrica de productos de cuero y me frenan el 20% de la colección comprada en Oriente.
R.Y.: – Hacen acuerdos con importadores reales de indumentaria y no con especuladores. Nos pidieron información. La analizaron, pedimos importar 50% y nos dijeron que no. Bajamos a 30% y nos dijeron que sí.
M.R.G: – Me parece disparatado… No se considera la calidad, el precio, las materias primas. Estoy en desacuerdo con las políticas restrictivas de nuestras libertades individuales amparadas por la Constitución. Es anacrónico.
H.B.: – Cheeky maneja 10 millones de unidades por año y la relación promedio es 70% producción nacional y 30% importado. La Secretaría pidió que mostráramos que la intención no es cerrar fábricas, sino sólo importar aquello que no producimos. En una empresa que tiene 1200 familias a cargo, más allá de la rentabilidad, se mira lo social.
G.I.: – Acá comprás materias primas más caro que afuera. Entonces, ¿cómo hacés para vender a un precio lógico?
R.Y.: – Con la importación subsidio la producción nacional. Marco menos lo proveniente del ámbito local y más lo que compro barato afuera, de esa manera compenso.
-¿Hubo este año acceso a la financiación?
R.Y.: – Cuando queremos crecer no tenemos dinero. Cuando no hace falta aparece y no lo usamos.
-¿Qué piensan de la nueva ley de régimen de trabajo a domicilio, donde la responsabilidad por los empleados es compartida entre la marca y el dueño del taller?
G.I.: – Tengo juicios que todavía no terminaron. ¿Cuál es la ganancia que tenés que tener para cubrir todas estas cosas?
M.E.F.: – La cadena a veces es muy amplia. El riesgo de ser empresario en este país es alto.
H.B.: – Me parecería adecuado que se consultara a las empresas qué necesitamos.
-¿Qué le pedirían a la nueva ministra de Producción?
M.E.F.: – Pediría que se mirara la justicia laboral desde una perspectiva más amplia.
H.B.: – Tendríamos que contar con el apoyo del Gobierno para exportar los excedentes de producción.
M.R.G: – La acción de la Fundación ExportAr es buena. El Gobierno debería tener delegados comerciales en sus consulados que ayudaran a abrir canales de comercialización.
R.Y.: – Yo pediría líneas de crédito preferenciales para el sector.
G.I.: – Que si me van a dejar importar el 10% de la producción, me dejen hacerlo bien.
-¿El boom de los turistas se mantiene?
M.E.F.: – Disminuyó, pero antes se notaban mucho porque venían con gran poder de compra.
C.M: – Nosotros cuando hacemos piezas únicas nos defendemos. Pero los commoditiescomparan por Internet y compran en otro lado. Sí, aumentó el consumo en alta gama.
G.I.: – ¿Coincidimos todos en que los precios a los que vendemos son más caros que en el exterior? Ya no somos tan tentadores.
-¿Qué esperan de 2009?
R.Y.: – La Argentina estaba aislada de los mercados internacionales. Tendremos una crisis atemperada, habrá que cuidarse con los volúmenes y los precios.
H.B.: – Espero que haya una política de equilibrio: ni total intervención ni total liberalismo, porque las dos puntas nos hicieron mal.
E.B.: – El consumidor no va a dejar de comprar, sino que va a buscar cosas de más calidad y valor agregado.
M.E.F.: – Las empresas van a tener que ajustar mecanismos de eficiencia y creatividad.
G.I.: – El que tenga buena mercadería, buen diseño, sea competitivo y sepa negociar los precios va a sufrir menos la crisis.
M.R.G: – Los empresarios argentinos son sumamente flexibles. El año que viene, en términos de ventas, puede ser similar a 2006.
H.B.: – Hay menos margen para el error, cuesta mucho dinero y no hay tiempo de recuperación.
E.M.: – No hay que entrar en pánico.
G.I.: – Tenemos que tener un país más real.
M.E.F.: – Sí, un proveedor descaradamente te decía que aumentaba un 30 % más que la temporada anterior porque había inflación.
H.B.: – El mercado tiende a sincerarse. Hoy volvimos a poder negociar todos.
R.Y.: – Creo que en esto coincidimos todos: nuestro compromiso es con el mercado, la industria y la mujer argentina, y pensamos seguir trabajando y apostando a este país, en el cual nacimos y del que formamos parte. .
María Paula Zacharias
Categorías:Moda
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