Amable convivencia de tangos y ronquidos

 

En Buenos Aires, un sueco especialista en apneas, a todo 2×4

Dos pasiones movieron al profesor Karl Franklin: los ronquidos y el tango. Eminente investigador sueco, vino al país hace unas semanas para exponer los resultados de un estudio sobre apneas de sueño en mujeres embarazadas, en el congreso de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria. Pero confesó que fue casi una excusa para pasar esos días bailando… tarde y noche.

«Sólo di tres charlas en ocho días. El resto del tiempo estuve en clases y milongas», contó este señor de mediana edad, enorme estatura y aires de Harrison Ford. Entre otras pistas, la de El Beso lo mostró como uno de los tantos extranjeros que con mayor o menor destreza copan de manera creciente las pistas porteñas.

Más allá de sus distinciones académicas en medicina y de su trabajo en el hospital universitario, Franklin es un reputado profesor de baile junto con su mujer, en Umea, 650 kilómetros al norte de Estocolmo. Tienen 29 alumnos que, aseguró, no pudieron menos que envidiarlo cuando supieron que viajaba a la Argentina.

En su segunda visita al país, más específicamente a Buenos Aires, disertó sobre descubrimientos tales como que la hipertensión es favorecida por los ronquidos. Después de lo cual voló a cultivar el 2 x 4 en plazas y salones. «Fui a doce milongas y me perdí otras, porque dos días estuve en cama con fiebre», se lamentó.

ESPERANDO AL PROFESOR

Todo comenzó hace diez años, una tranquila mañana en la que abrió el diario y se encontró con una nota sobre el tango. «Esto es para mí», se dijo. Pero tuvo que esperar cuatro años hasta que consiguió quién lo entrenara en cortes y quebradas en aquellas latitudes. Al principio, viajaba varios kilómetros. «Ahora, el tango es furor en Suecia y hay muchos profesores argentinos», comentó.

En su espera, desarrolló otra virtud latina: se dedicó a bailar salsa en ese rincón del mundo donde la temperatura baja a los -25°. Y continuó tomando cerveza mientras cantaba canciones. «Mi preferida es una que habla de una tal Carmencita de Samborombón, en la Argentina -dijo-. Sucede que el tango es como una adicción. Se parece al esquí», concluyó, salvando las distancias. .

María Paula Zacharías

lanacion.com|

Martes 26 de octubre de 2004 | Publicado en edición impresa

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Categorías:Cultura y sociedad

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