Bares de antaño que hoy siguen en pie

Miércoles 26 de septiembre de 2001 | Publicado en edición impresa

Cafés tradicionales: cómo sobreviven al paso del tiempo

Bares de antaño que hoy siguen en pie

En locales como La Ideal o Queen Bess se mezclan antiguas costumbres con nuevos públicos y aperitivos

Las confiterías tradicionales y los viejos bares de Buenos Aires esgrimen mil estrategias para combatir los estragos del paso del tiempo. Desde delivery hasta milongas, desde el happy hour hasta incluir comida light, todo vale a la hora de modernizarse para persistir.

Un caso digno de mencionarse es el de la confitería Ideal, situada en Suipacha 380. A simple vista, todo parece igual que en 1912. Pero el reducto de ingleses de alcurnia ha sido ganado en 2001 por los «arrabaleros»: el tango y las milongas vespertinas son ahora la mayor atracción del local.

Todas las tardes, elegantes señoras y varones expertos en el cabeceo, se dan cita en el salón del primer piso, en el que los domingos pasan también los resultados de los partidos de fútbol, porque muchos de los bailarines les dicen a sus mujeres que se van a la cancha, cuando en realidad se escapan a disfrutar del dos por cuatro con otra dama.

El chocolate con churros y el budín inglés, que conviven con comida, los sábados por la noche dan paso a las luces, parlantes, tragos y jóvenes alternativos. «El Brit-Pop se instala en L´Ideal», reza una tarjeta, propia de un boliche, en lo que se transforma la recatada casa de té.

LOS CLÁSICOS DE SIEMPRE

La confitería Richmond, situada en Florida 468, conserva -a los 83 años de existencia- el estilo inglés de sillas y sillones Chesterfield, las arañas holandesas de bronce y opalina, y la boiserie de roble de Eslavonia.

Pero a su carta tuvo que agregar el moderno menú ejecutivo, las comidas light y el salad bar. Pese al reciclado que el tiempo le impuso, el subsuelo sigue siendo un paraíso de fumadores, ajedrecistas y amantes del billar.

Para los más nostálgicos, el Tortoni, de la Avenida de Mayo 825, paradigma del café tradicional, permanece intacto. Las mismas mesas y sillas de 1858, y las fotos y pinturas que cuelgan de las paredes recuerdan que allí se sentaron Alfonsina Storni, Benito Quinquela Martín, Carlos Gardel, Luigi Pirandello y Federico García Lorca, entre muchos otros.

La famosa sandwichería Pink Gin, en Riobamba 1173, nacida en 1963, vende envasado y al por mayor el trago que le dio nombre, y sus típicos «locatellis» pueden pedirse por teléfono.

Las Delicias, tradicional confitería de Callao y Guido, se mudó a Quintana 380. Pero su esencia no cambió; allí se encuentran cincuentones que en otros tiempos tenían en el subsuelo de la antigua sede un escondite ideal para las «rateadas» del colegio.

La Biela, de Quintana 596, que ya cumplió 70 años, trata de mantenerse igual a sí misma, aunque a las remodelaciones sólo sobrevivieron las antiguas partes de automóvil que recuerdan su pasado «tuerca». Por ejemplo, el café se sirve o doble o simple, porque se resisten a incorporar el jarrito, un «invento moderno».

CONTRA EL PASO DEL TIEMPO

Queen Bess, en avenida Santa Fe 868, ya no es tan concurrida como en 1953, aunque nada cambió en su interior. Ahora se volvió restaurante, pero el piano sigue sonando para los que toman su tradicional té, o un «clarito» a la hora de las copas.

La Perla, con 105 años en avenida Pedro de Mendoza 1895, en La Boca; el Bar Británico, de Brasil 399, con 70 años, y el café Los Galgos, de Callao y Lavalle, que data de 1930, son postales de otros tiempos.

Es el mismo caso que la lechería Puerto Rico, situada en Alsina 422, de 1869, donde los empleados públicos tomaban el café con leche con medialunas, y hoy, ya jubilados, lo siguen haciendo por tradición.

Pese a que de los 36 Billares sólo quedan 14 mesas centenarias, el local situado desde 1894 en la Avenida de Mayo 1265, es hoy una de las mejores salas del país, luego de cuatro años de permanecer cerrada. Para ponerse a tono con 2001, incorporó mesas de pool y contadores digitales, y es de las pocas que tienen tribunas.

La Academia, de Callao y Corrientes, renovó las mesas de billar, de dominó, ajedrez y barajas, y es una de las pocas donde aún se puede jugar durante las 24 horas. Ahora, los jóvenes desayunan allí al salir de bailar.

Una que volvió con todos los brillos es la confitería Las Violetas, situada en Medrano y Rivadavia; a dos meses de su reapertura es difícil conseguir una mesa libre. Conserva su estructura, sus añejos vitrales están relucientes y la pintura parece fresca.

Algunos cafés clásicos de la calle Corrientes han perdido su identidad con los años: en La Paz y en El Foro ya no se sostienen debates políticos, café de por medio; del Bar Ramos sólo queda el cartel y fue totalmente renovada La Opera.

LOS ANGELITOS VUELVE A VIVIR

Con casi 110 años, en 1992 el Café de los Angelitos cerró sus puertas. El techo se vino abajo y lo que quedó en pie fue demolido. Pero en menos de nueve meses, en la esquina de la avenida Rivadavia y Rincón volverá a erigirse el mítico café. Las obras comenzaron a mediados de agosto y estarían finalizadas antes de mayo de 2002. Allí, además de las actividades gastronómicas, se brindarán espectáculos de tango.

La confitería El Molino no tiene la misma suerte. Frente al Congreso de la Nación, en Callao y Rivadavia, su deterioro continúa a persianas cerradas. Sus puertas vieron ingresar a personalidades de la política, que allí concretaron alianzas, y de la cultura popular, como Carlos Gardel, pero también de la realeza, como el príncipe de Gales. Desde marzo de 1997, por cuestiones económicas, los dueños tuvieron que decir no va más. .

María Paula Zacharías

http://www.lanacion.com.ar/338067-bares-de-antano-que-hoy-siguen-en-pie


Categorías:Cultura y sociedad

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