PUERTO MADRYN.- En un año de vida, Ecocentro realizó una importantísima obra en favor del ecosistema patagónico: imprimió en la conciencia de más de 6000 chicos y cientos de docentes el amor, el respeto y la admiración por la naturaleza.
Próximo a la península Valdés, a orillas de uno de los lugares de mayor concentración de fauna marina, ese especial centro de interpretación combina la educación ambiental, la investigación científica y las expresiones artísticas en un edificio ambientado para motivar la imaginación y los descubrimientos.
Para festejar su primer aniversario, el sábado último abrió sus puertas en forma gratuita y unas 2500 personas recorrieron sus exhibiciones; además, asistieron a las conferencias del biólogo e investigador Claudio Campagna acerca de la conservación como ideología, la del director del Museo Egidio Feruglio, Rubén Cúneo, sobre la arqueología patagónica, y la del presidente del centro, Alfredo Lichter, que recorrió la geografía de la península Valdés.
Los visitantes escucharon cuentos relatados por la directora de la Biblioteca Municipal, Celia Chacón, y cantaron con el Coro Estable de la Municipalidad de Puerto Madryn.
Los más chicos asistieron a un taller de exploración de la naturaleza y a otro con la artista plástica Alejandra Espinasse. Además observaron con lupa a los diminutos habitantes del plancton marino.
Ecocentro nació hace un año, por iniciativa de un grupo de naturalistas y científicos, gracias al aporte de 3.500.000 pesos de la empresa petrolera Isaura, que aún hoy apoya el emprendimiento, cuyo único ingreso es el costo de la entrada, de 7 pesos para el público en general y de 5 para los docentes, estudiantes y jubilados. El terreno fue cedido por 30 años por la Municipalidad de Puerto Madryn.
Alfredo Lichter es el promotor de la iniciativa, a la que considera «un refugio» y a la que contagia su idealismo. Biólogo por vocación, empresario y poeta -ganó el premio de la Fundación Fortabat de 1994-, busca «hacer un aporte a la naturaleza, afectando tanto la cabeza como el corazón de la gente».
«¿Quién es el mar?», se pregunta Jorge Luis Borges en un poema pintado en una vieja chapa de barco en la entrada del centro.
Esa incógnita se irá develando en las diferentes salas en las que se despliega la exhibición permanente con datos de animales y sus anécdotas, diagramas y mapas, con la paciente guía de biólogos y de unos 40 voluntarios, estudiantes de biología.
Se puede conocer la localización exacta de aves, lobos y elefantes marinos que tienen colocado un emisor satelital, y espiar, por ejemplo, la vida de Eko, un elefante marino.
Atraen a los visitantes las estrellas de mar, anémonas y erizos que se desplazan en un piletón.
«El arte es una herramienta para llegar a la gente», explicó Lichter. Por eso, hay exposiciones, encuentros corales y conciertos de piano integrados con la vida marina.
Entre las actividades filantrópicas del centro están el programa de visitas para familias de pocos recursos y el proyecto Mar Abierto Rural, por el que dos biólogos del centro conviven cinco días en diferentes escuelas del interior y transmiten el cuidado del medioambiente y la revalorización de los espacios naturales.
Ecocentro apadrina proyectos científicos y Mariana Martínez Rivarola explicó que ofrecen visitas interpretativas «para la comprensión del mundo que nos rodea y para producir cambios profundos, más que para bombardear con información». Los cursos para docentes brindan herramientas didácticas.
En la Biblioteca, en una torre con vista similar a la de un faro, se puede disfrutar de la lectura frente a las ballenas que resoplan en el mar.
El gobernador del Chubut, José Luis Lizurume, asistió al festejo y anunció para octubre la creación de un observatorio astronómico en Trelew de la más alta tecnología. .
Por María Paula Zacharías
De la Redacción de La Nación
Categorías:De provincias, Viajes
Este fue mi segundo viaje por el diario… Conocí a las ballenas, perdí un avión, tomé mate en casa de unos desconocidos que me levantaron en la ruta camino al aeropuerto, totalmente aburrida, con todo un día para esperar al próximo avión. Me enamoré de esa península!
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