«Abrir la ventana y verlo es fascinante. Nunca estuvo tan lindo», dice Gabriela Cao, que vive enfrente hace veinte años. Stella Maris Rivero Ferreira, de la panadería de la vuelta, está tan contenta que pide que se extienda también sobre Nicaragua.
La idea del mural Argentina 2001-2002 surgió hace un año, durante los debates de la Asamblea Plaza Palermo Viejo, y se concretó por iniciativa de Jorge Mingo, director del grupo que integran Melina Mezini, Adriana Napoleone y María Ceci. Mingo bocetó una composición para 26 metros por 3,40 de alto, parte del muro del predio municipal recuperado por los vecinos, donde funcionan comedores, actividades culturales y una fábrica de alpargatas.
Desde febrero y hasta la semana última, todos los sábados el barrio fue testigo de la evolución de la obra, en manos de un señor de bigotes y boina de artista y tres chicas embadurnadas de pintura. Así vivieron jornadas calurosas en verano, y mañanas heladas las últimas veces, para inmortalizar también otra forma de protesta más alegre, la murga.
«La gente daba consejos y también hacía sus críticas», comenta Napoleone. No faltaron vecinas piadosas que les acercaran comida casera para el almuerzo ni quienes se arrimaron para compartir el ritual del mate. «Nos dio mucho trabajo, pero fue emocionante hacerlo en contacto con la gente, porque, al fin de cuentas, es para la gente», coinciden Mezini y Ceci.
María Paula Zacharías
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Publicada por La Nación, Ultima Página, 25 de Julio de 2003.
Categorías:Muestras, ferias y bienales
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