Buenos Aires vista desde arriba

Miniturismo porteño del más alto nivel
Para admirar Buenos Aires, nada como sus torres y terrazas
A Buenos Aires, ciudad que crece en altura, no le faltan puntos panorámicos y estratégicos para ver la urbe desde otra perspectiva, donde, en algunos casos, se puede perder la mirada en el horizonte desde una pileta, o escuchando jazz con una copa en la mano.

La Torre Monumental, más conocida como Torre de los Ingleses, en Retiro, es quizá la única construcción de este tipo, en pie, concebida “para mostrar la ciudad desde arriba”, según señala el arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad. De miércoles a sábados de 12 a 19, desde 65 metros de altura, a los que se llega en un moderno ascensor y sin costo alguno, su mirador ofrece la mejor vista de la Plaza San Martín.

En el límite sur, la torre del Parque de la Ciudad, permite divisar desde sus tres largavistas cada rincón de Buenos Aires, el conurbano y el perfil de la costa uruguaya. Con 200 metros, es la más alta del país y la recorren dos ascensores. El costo de la entrada es de un peso, aparte de los dos que se abonan al ingresar en el parque, situado en la avenida Cruz y Encalada.

Más de cinco estrellas

De los grandes edificios, sólo los hoteles con bares, restaurantes, gimnasios o piletas en las alturas habilitan el acceso a postales aéreas, y no sólo para sus huéspedes. Una versión más reducida del pulmón verde de Retiro se obtiene desde la terraza del hotel Marriot Plaza, con otros atractivos: pileta y snack bar al aire libre.

El Alvear Palace Hotel tiene vista al Río de la Plata y la Recoleta. Durante este mes, las terrazas de su Roof Garden están abiertas para tomar cócteles y champagne, al ritmo del jazz mientras la tarde cae sobre el río.

El Sheraton Hotel no se queda atrás. En el piso 22 funciona un pequeño salón para huéspedes especiales, por el que también puede pasar el público en general, de 6.30 a 20. Desde este lugar, con capacidad para 30 personas, se divisa la cara norte de la ciudad, el zigzagueo de los rieles del ex ferrocarril Mitre, cortado por la Autopista Illia, la arboleda de Palermo, y más allá la de la zona norte del Gran Buenos Aires, de la que se distinguen perfectamente sus orillas sobre el río. Se sirven suculentos desayunos americanos, tragos y sándwichs.

Desde un enorme ventanal en el piso 19 del edificio Comega, en Alem y Corrientes, el restaurante Azzurra da un completo panorama del margen este, protagonizado por la Reserva Ecológica, el movimiento del puerto y el tráfico del río. En el 20, la misma vista, pero acompañada por sushi.

La cara oeste se aprecia mejor desde el hotel Hilton de Puerto Madero, que tiene en su terraza pileta, solárium, gimnasio, sauna finlandés e hidromasaje.

En el piso 23 del hotel Crowne Plaza Panamericano funciona a todo trapo un spa, con terraza, pileta y jacuzzi incluidos, donde se puede también ir a tomar algo, sin más.

Dominio público

Saliendo del perímetro hotelero, en La Boca, el colorido Caminito, el Riachuelo y su clásico puente, se contemplan perfectamente desde la terraza de la Fundación Proa, en la Vuelta de Rocha, a la que se puede salir de martes a domingo, abonando la entrada general al centro cultural, que es de 3 pesos, con descuentos para estudiantes y jubilados.

Más al norte, el Centro Cultural Recoleta tiene acceso libre a sus terrazas, que dan un completo panorama de plaza Francia y alrededores. El quinto piso de la Biblioteca Nacional es todo ventanal en sus cuatro costados, pero para disfrutarlos hay que esperar al mes próximo porque ahora está cerrada por vacaciones. Y por esos lados, no es nada despreciable la perspectiva de la avenida Figueroa Alcorta que da el puente de la Facultad de Derecho.

Más complejo resulta el acceso a otros dos edificios públicos con vistas excepcionales. Al Obelisco, actualmente cerrado por su deterioro, se puede ascender en casos especiales, autorización mediante de Monumentos y Obras de Arte del Gobierno de la Ciudad. Pidiendo permiso a los organizadores de las visitas guiadas al Palacio de la Legislatura se puede también subir al mirador de su torre, de 97 metros de altura, que muestra otro paisaje urbano, quizá más encantador.

María Paula Zacharías

Y si no, en helicóptero

Si después de visitar estos puntos quedan ganas de subir más alto, está la posibilidad de sobrevolar Buenos Aires en helicóptero y ver hasta el último rincón desde 150 a 200 metros de altura, o en avión bimotor, un poco más alto. La empresa Turismo Los Alpes ofrece paseos en helicóptero por la ciudad hasta para tres personas, que parten del edificio Centinela (en Comodoro Py) y duran quince minutos, por 100 dólares; por el Delta, en 35 minutos, por 180; y los dos juntos, a 212 dólares. En bimotor, pueden subir cinco pasajeros y el valor es de 95 dólares, incluyendo el traslado hasta Don Torcuato. “Lo más impresionante es ver cómo la mancha blanca de cemento de la ciudad se pierde en verdes hacia el norte, y cómo el verde se deshilacha en el río marrón del Delta”, cuenta Sergio Sigaran, responsable de la División Expediciones.

Publicada por La Nación, Ultima Página,  14 de enero de 2003. Foto: Miguel Acevedo Riú.


Categorías:Cultura y sociedad

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