Under de sí, Diego bianchi y Luis Garay (BP.15)

11143105_10152925246557875_2236500002194788678_nEn una calle oscura del Abasto, hay clima de boliche. Una larga fila de gente joven espera para entrar en un edificio de aspecto industrial decadentista, de donde salen luces, humo, música fuerte. Adentro del  Centro de Arte Experimental de la Unsam, la fiesta es otra cosa. Una multitud de autómatas alienados repite acciones breves, mecánicas. Una mujer hace un pool dance raro mientras un chico se pelea con un artefacto. Algo no está bien. En seguida empiezo a turbarme: dos hombres muerden una mesa llena de chizitos, las suben y bajan con la fuerza de sus mandíbulas. No sé si ayudarlos o servirme uno. No hago nada. Sigo y hay más episodios de gula: un grupo mira una montaña de helado. Son profundamente, desesperadamente, deseantes. Miran y no tocan, mientras el helado se derrite. Amo a la performer señora mayor con collar de perlas, pero no deja de molestarme la actitud que la congela.

Al lado, una pared chorreada de miel es lamida por tres lenguas voraces. Siento náuseas por ellos. Me empalago. Me topo con otro desastre… Una maraña de cuerpos, carritos de supermercado, chatarras varias. Más allá tres cabezas revolean sus melenas. Esto es una locura, pienso, cuando me topo con otra masa humana, hombre o mujer, que se retuerce en el piso. Tiene tres brazos. Se trata de agarrar, se acaricia con angustia, enfermo de soledad. Otro enfermito se besa apasionadamente con su reflejo en el espejo. Empiezo a mirar alrededor y encuentro caras conocidas. Otros periodistas, críticos, curadores, artistas. Alzamos las cejas con elegancia, intercambiamos estupor. No hay nada que decir. No puedo más que rechazar cada performance que veo. Ninguna me transmite paz. Todas me inquietan, me repugnan. Me entristecen. ¡Qué sociedad de mierda!, pienso. ¿Es eso lo que  Diego Bianchi y Luis Garay (los creadores de este desastre humano) nos quieren transmitir?

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Unas mujeres acarician con desesperación la cara embadurnada de un hombre. Una chica, atónita, destemplada, se golpea de espaldas contra una tabla. Y empiezo a encontrar boludos reconocibles: el boludo-cama solar que se rostiza feliz. El boludo-selfie, parado en un pedestal, sacándose fotos con el bendito palo de ser narciso. El boludo del gimnasio. Los boludos-vip que se encierran en un cubo a tomar y fumar. Ah, no. No son performers. Son boludos al natural. Me veo tentada de unirme a ese círculo de privilegiados al que cualquiera puede entrar pero no aguanto el humo. Sigo hacia los boludos-smart-phone: metidos en una caja, sólo se comunican con el entorno con sus aparatitos. De contraluz veo una mujer, una bailarina con zapatillas de punta que baila semidesnuda. Nadie puede mirarle la cara, escondida en una máscara horrenda: ella es su culo.

Para la segunda vuelta ya estoy más tranquila. Ya me acostumbré a la penumbra, a la música disonante, y al circo de seres monstruosos. Proceso lo que veo con el recurso del siglo XXI: le saco fotos a todo. Me doy cuenta de que todos, todos, están sacando fotos (creo que ya no puedo ver arte sin sacar fotos). Ya nada me asusta tanto. Me encuentro con Andrea Giunta. «Esto es biopolítica pura». Me acuerdo de eso que ella siempre dice, del arte como herramienta para transformar sociedades. Me esperanzo. Salgo a la calle, y otra vez, una profunda tristeza: un hombre duerme en la vereda, recostado sobre cartones. ¿Por qué no lo vemos? ¿Por qué nadie le saca fotos?

María Paula Zacharías

PH: Rubén Juan Domingo Zerrizuela.

PH: Rubén Juan Domingo Zerrizuela.

1ª Bienal de Performance / Under de sí, Diego Bianchi y Luis Garay / 7-5-15.

 



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5 respuestas

  1. De sólo leerlo me cayó mal! Mejor sigo metida en mi ínfimo mundo de acuarelas… Quiero salvar al color que aún existe. Lo tuyo es un apostolado! Beso Antonia

    Antonia Guzman

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  2. Me pareció sumamente patético, lo que relataste. Me da tristeza. No me gustan las groserías.

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  3. Tal cual lo que me paso. Es un poco la historia de la rana en la cacerola en la que poco a poco se calienta el agua. Nos choca, nos repugna, nos da tristeza…hasta que nos acostumbramos.
    Nos choca, nos repugna, nos da tristeza,,,hasta que nos damos cuenta que es lo que somos como sociedad y ‘a lo que todo el tiempo le sacamos fotos’

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  4. Tu descripción fue lo que sentí al recorrer por entre las acciones, una más fuerte que otra, pero fascinantes. Me pasó que me crucé con Laurie Anderson y la miré sorprendida por lo inesperado pero ella me vio de la misma manera. Una de las mejores performances de esa Bienal que queda en el recuerdo como (siento yo y observando la realidad) irrepetible.

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